La historia del desarrollo de Dead Island 2 es fascinante. El juego se anunció en 2014, entrando en un «infierno de desarrollo» al no dar con la clave de cómo afrontar la secuela. Esto hizo que el proyecto cambiara de manos, hasta que finalmente Dambuster Studios se hizo con él. Tras el entretenido pero algo mejorable Homefront: The Revolution (tras el desastre que fue de lanzamiento) el equipo reinició el desarrollo para empezar de cero, y así ofrecer su visión de Dead Island 2.
Esta turbulenta historia auguraba a fracaso. Muchos otros títulos que han tenido desarrollos tan accidentados no han salido bien, como Duke Nuken Forever. Por suerte, esta situación no se ha repetido. Ya dejó buenas sensaciones en Gamescom, y ahora es el momento de abrir cráneos de zombies en Los Ángeles. ¿Listos para disfrutar del mejor gore y uno de los combates cuerpo a cuerpo más en primera persona más satisfactorios?
No estamos aquí por la historia, ¿verdad?
A nivel argumental, Dead Island 2 es bastante flojito, no os voy a engañar. Tras la catástrofe de los no-muertos de Banoi, ahora la amenaza zombie llega a Los Ángeles. En nuestro intento de escapar, el avión en el que íbamos acaba cayendo en picado al colarse alguien que iba infectado. ¡Siempre hay un egoísta que se esconde la mordedura! Nosotros seremos el superviviente que escojamos entre los que están disponibles, incluyendo un stripper o una corredora paralímpica.
Esto no afectará a la trama, ya que sólo cambiarán las frasecitas que soltará nuestro protagonista. Todos tienen una personalidad algo estrambótica, que casan con el tono tan de Serie B del juego. Porque sí, estamos en un apocalipsis, pero eso no nos impide pasarlo bien. Es la mentalidad de las estrellas del cine, televisión y la música con la que nos toparemos en nuestras aventuras por «Hell-A», o como lo han traducido, «Los Diablos».
Llegado cierto momento entonces la cosa se pone algo «seria» mientras intentamos escapar aprovechando nuestra inmunidad al virus, con algún girito y tal, pero nada del otro mundo. Ningún personaje será memorable, algunos serán algo hostiables de lo idiotas que son, pero todos sirven para ir dándonos misiones la mar de entretenidas mientras nos movemos por los diferentes distritos de la ciudad. Me ha recordado en gran medida a Dead Rising, donde la trama está, pero no es el eje central de la experiencia ni muchísimo menos. Porque aquí hemos venido a reventar a los no-muertos, y vaya si lo haremos.
Aquí mi martillo y aquí mis garras a lo Lobezno
Al igual que ocurría en la primera entrega, el combate de Dead Island 2 gira en el uso de las armas cuerpo a cuerpo. Sin embargo, hay bastantes cambios, ya que ahora todo es mucho más ágil, y lo más importante, más contundente. Cada golpe tiene un impacto mucho mayor, ya sea un martillazo, un palazo, una cuchillada o lo que sea. Casi cualquier cosa puede usarse como arma, habiendo varios tipos, cada una con sus propiedades.
Ahí está uno de los cambios del juego, ya que ahora podremos reventar los huesos de los enemigos o hacerles pedacitos en función del arma que tengamos. Esto no sólo se reflejará en lo visual del golpe, sino también en el tipo de daño. ¿Un enemigo tiene una armadura? Pues una espada sólo le hará cosquillitas. En su lugar, nos tocará usar armas romas para ir reventándola poco a poco, hasta que sus partes más débiles estén a nuestro alcance. ¿Nos persiguen muchos enemigos? Nada como cortar unas piernas para reducir su movimiento. ¿Demasiados zombies? Pues sin brazos, seguro que son más dóciles.
A esto hay que sumar los estados elementales, ya que Dead Island 2 es, no nos olvidemos, un RPG de acción. Podremos quemar, electrocutar, atontar a base de tortas o deshacer a los enemigos en función de los tipos de armas usadas o por el entorno. Habrá enemigos que son inmunes a ciertos estados (los electricistas no se electrocutarán, los que ya están en llamas no se podrán volver a quemar, etc), lo que nos obligará a ir cambiando nuestra táctica y armamento. ¿El resultado? El combate presenta más profundidad de lo que inicialmente parece, pero sobre todo, es de lo más satisfactorio que nos podemos encontrar en primera persona.
También hay armas de fuego, como escopetas, pistolas, fusiles, etc. Se usan bien, pero no son tan satisfactorias ni de lejos que las armas cuerpo a cuerpo. Así que las usaremos en casos concretos, pero no se convertirán en nuestro principal método de matar zombies ni de lejos.
Por el corazón de las cartas
Junto a las armas, hay un completo sistema de personalización para nuestro personaje basado en cartas. Aunque cada personaje tiene ciertas habilidades únicas, al final todos pueden hacer casi de todos. Esto se debe a que no hay clases al uso. Las habilidades de los personajes vienen determinadas por un sistema de cartas increíblemente versátil.
Al principio no tendremos muchas opciones, al ir desbloqueándose poco a poco. A medida que vayamos avanzando en la campaña principal y subiendo de nivel, se desbloquearán más habilidades y posibilidades. Así podremos elegir entre bloquear o esquivar, qué tipos de beneficios obtenemos al hacer bloqueos/esquivas perfectas, la potenciación de la patada en salto, etc. Hacia el final de Dead Island 2, tendremos tantas cartas que podremos crear builds en función de nuestro estilo de juego.
Así se logra ofrecer una gran capacidad de experimentación, para ver qué cartas nos benefician más, con cuáles nos sentimos más poderosos, etc. Eso sin olvidarnos de diversos sistemas como la Autofagia, que nos ofrecen más poder a cambio de diversas desventajas. Vamos, un riesgo-recompensa en toda regla. Toda esta parte rolera, además, es muy sencilla e intuitiva. Lo mismo ocurre con el crafting de las mejoras en las armas, dando lugar a un sistema donde la habilidad a los mandos y la parte rolera van de la mano a las mil maravillas.
La diversión de matar zombies
El ritmo de Dead Island 2 es ejemplar, ya que nunca nos va a hacer perder el tiempo. La campaña nos dura unas 15 horas, ofreciendo misiones principales bien interconectadas y equilibradas para que no nos preocupemos por farmear, subir niveles ni nada por el estilo. A su vez, iremos descubriendo más de las diferentes regiones interconectadas, cuyo tamaño es aceptable para ser amplias pero compactas. Esto permite a los desarrolladores crear niveles prácticamente lineales, que se interconectan con el mundo para las secciones comunes sin que casi nos demos cuenta.
Hay una multitud de misiones opcionales, ya sean secundarias (algunas increíblemente divertidas y absurdas mientras ayudamos a gymbros, streamers, estrellas del rock borrachas y mucho más), búsquedas del tesoro, etc. Gran parte de este contenido está destinado al endgame, que es donde nos toparemos con las armas más potentes, todos los tipos de enemigos estarán presentes y tendremos más habilidades para personalizar al máximo nuestro estilo de juego.
Es un diseño que no rompe esquemas, pero tampoco lo necesita. Y sí, vamos a matar zombies desde el principio hasta el final. Pero siempre nos lo vamos a pasar en grande. Entre lo divertidísimo que es el combate, lo absurdas que son muchas de las situaciones donde nos meteremos (¿alguien ha dicho matar zombies de manera épica para una influencer?) y el ritmo con el que ocurre todo, es fácil engancharse a Dead Island 2. El tiempo se pasa volando sin que nos demos cuenta. No han sido pocas veces que empezaba a jugar y me daban las tantas de la madrugada sin coscarme.
Con amigos se mata mejor
Uno de los motivos por los que la primera entrega triunfó (además de su brillante tráiler de presentación) era por poder machacar zombies junto a nuestros amigos. Esto no ha cambiado en esta secuela, apostando por un cooperativo para hasta 3 usuarios. Si ya jugando sólo Dead Island 2 es increíblemente divertido, pues con más gente esta diversión aumenta todavía más. El diseño tan directo del juego es una de sus grandes bazas, lo que ayuda tanto al modo individual como al cooperativo.
Ver cómo nuestro compañero da una patada en plancha, para luego otro hacer una brutal ejecución con los nudillos-garra es una fiesta. Nosotros mientras lanzando a un zombie por los aires de un buen martillazo, cómo no. Lo dicho, locura, acción y diversión directa, sin ninguna complicación para que tengamos siempre a mano la manera de pasarlo en grande.
Dicho esto, hay cosillas que igual se podrían haber pulido algo más. La variedad de jefes finales en la campaña deja algo que desear, ya que lo que parecen ser enemigos especiales acaban siendo zombies especiales «típicos» con los que nos cruzaremos con bastante frecuencia. Hay alguna excepción puntual, pero os hacéis una idea. El elemento vertical tampoco es muy allá, aunque esto quizá es por venir de Dying Light 2, que algo de parkour o saltitos nunca vienen mal.
El mejor gore de los videojuegos
Donde Dead Island 2 ha sido una sorpresa mayúscula es en su apartado visual. De nuevo, cuando hay un desarrollo tan accidentado, es habitual que a nivel tecnológico, el juego se quede anclado en el pasado. Aquí nada más lejos de la realidad. He jugado en la versión de PS5, donde todo se ve de escándalo. Los escenarios a veces parecen fotorrealistas, con montones de detalles y elementos interactivos que los hacen más vivos. Al parecer, la versión de la anterior generación no ha salido nada mal, lo cual se agradece para que todos podamos disfrutar.
Esto ya es encomiable, pero donde Dambuster Studios se ha salido es en el gore. Puede ser fácilmente de los mejores que he visto nunca. Por un lado, el sistema de deformación de los zombies está a otro nivel. ¿Golpeamos con un martillo en la cara? Entonces la mandíbula se desencajará o los ojos se empezarán a salir de sus cuencas de las leches que les demos. ¿Nos ponemos en plan samurái a cortar con una katana? Veremos esos tajos, casi con las vísceras esperando a salir como sigamos profundizando un poco más. Incluso al usar el ácido (bueno, «Caustic X», pero me entendéis) veremos cómo la carne de los no-muertos de deshace ante nuestros ojos.
Es increíblemente gore, sangriento y hace que todo el combate sea más satisfactorio si cabe. Las voces en inglés no están nada mal, de nuevo, abrazando ese tono de Serie B que desprende el juego en general. La música también acompaña, con algún buen momento para dejarnos llevar por el frenesí de matar zombies.
Conclusión
Dead Island 2 es pura diversión. No reinventa el género ni introduce nada novedoso. El equipo de Dambuster Studios, pese a enfrentarse a la titánica tarea de acabar un desarrollo tan accidentado como este, lo ha bordado. Han ido a algo más directo y compacto, que contrasta con la mayoría de AAA que apuestan por el tamaño desmedido pese a que no tenga sentido. El resultado es un juego que no va a revolucionar la industria de los videojuegos, pero no lo pretende ni lo necesita.
Su objetivo es que disfrutemos matando zombies mientras recorremos Los Ángeles. Nada de dramas que nos hagan comernos la cabeza, que de eso ya se encargan los no-muertos. Nosotros, nuestros amigos y un arsenal brutal para dejar todo lleno de sangre mientras cortamos, golpeamos, aplastamos y rebanamos.
Es una alegría tener un juego de estas características. Diversión directa, gore increíble y un toque de Serie B fantástico. La primera entrega nunca me llegó a terminar de enamorar, pero con esta secuela, estoy totalmente en el equipo de Dead Island y quiero ver cómo más islas se infectan de zombies en el futuro.
Nos consolamos con:
- Combate cuerpo a cuerpo increíblemente satisfactorio
- Un gore increíble. Ver deshacerse a los enemigos nunca llega a cansar
- Diseño compacto donde prima la diversión
- Opciones de personalización intuitivas pero muy completas
Nos desconsolamos con:
- La historia está ahí, pero digamos que no emocionará a Spielberg
- Más jefes únicos no le habrían venido mal a la campaña
- La verticalidad de los escenarios no se aprovecha demasiado
- Las armas de fuego no son tan satisfactorias como las de cuerpo a cuerpo
Análisis realizado gracias a una clave para PS5 proporcionada por PLAION.
Ficha
- Desarrollo: Dambuster Studios
- Distribución: PLAION
- Lanzamiento: 21/04/2023
- Idioma: Voces en Inglés y Textos en Castellano
- Precio: 49'99 €
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