From Software lo ha vuelto a hacer. Ha vuelto a engañarnos vilmente, de la misma forma que lo hacen sus jugadores con sus mensajes de “muro ilusorio delante”. Dark Souls 2 era, o debía ser, un título único, cerrado, hasta la propia compañía así lo valoró inicialmente; seguramente se estaban partiendo el culo hacia sus adentros cuando lo dijeron. El caso es que, cuatro meses después, recibimos el primer DLC del juego, titulado Corona del Rey Hundido o como queda más bonito, Crown of the Sunken King. No es un contenido único, bueno sí, pero forma parte de una trilogía que recibe el nombre de The Lost Crowns o Las Coronas Perdidas y que iremos disfrutando con total seguridad el 22 de cada mes. El primero ya está disponible, lo hemos jugado y os vamos a comentar nuestra experiencia.
¿Qué nos espera? En total nos esperan tres zonas nuevas, tres nuevos bosses, armas y armaduras de lo más raras (y potentes) además de muerte y ponzoña, porque si algo caracteriza a esta nueva expansión es el riesgo de sufrir todo tipo de penurias, ya sea por petrificación o veneno, mucho veneno. El DLC nos puede durar entre 4 o 5 horas si somos lo suficientemente habilidosos, pero yo lo he terminado en unas 12 horas y creo que aún me he dejado algo. ¿Está a la altura del DLC del primer Dark Souls titulado Astorias of the Abyss? Vamos a descubrirlo.
Viaje al centro de la ponzoña
Para acceder al nuevo contenido descargable, primero de todo, tendremos que haber eliminado a El Podrido (The Rotten). Una vez lograda la victoria, conseguiremos un objeto que se llama Talón de Dragón y lo podremos encontrar en nuestro inventario, en la sección de llaves. Si ya lo habíamos derrotado, este ítem aparecerá milagrosamente en nuestro inventario. Ahora tan solo tendremos que encontrar la sala que esconde la hoguera primigenia y avistar un pequeño altar donde emana una luz brillante y verde. Nuestro objeto se activará y accederemos al nuevo contenido.
No sabemos dónde estamos, ni siquiera si seguimos en Drangleic. El caso es que avanzando unos pocos metros descubrimos una ciudad hundida, con fuertes referencias arquitectónicas de poblados mayas. Esta nueva zona para explorar recibe el nombre de Shulva, Ciudad Santuario y qué mejor recibimiento que un precioso dragón blanco que escupe una bocanada de verdoso fuego para luego alzarse por los aires y desaparecer. Esto nos da una pequeña pista de la asquerosidad que escupe por la boca; mierda de la buena. Hay que resaltar el parecido de este dragón con Kalameet, el último dragón ancestral que quedaba en pie en el DLC Astorias of the Abyss de Dark Souls y que tan buenos y desesperantes ratos nos hizo pasar.
Shulva, tiene un pasado, un lore que contar. Antaño era una ciudad próspera gracias al buen hacer de su rey, uno cuyo nombre ya nadie recuerda. Esta ciudad se convirtió también en santuario ya que en lo más profundo de sus estructuras, dormía un enorme dragón. Los habitantes lo veneraban y le suplicaban prosperidad, salud y riqueza. Lo que no sabían es que ese dragón, en realidad, estaba acumulando una cantidad indecente de veneno. Quién sabe qué ocurriría el día en que despertase… Hasta que ocurrió.
Un hombre, un medio gigante como el Rey Vendrick, que recibe el nombre Sir Yorgh asaltó la ciudad, derrotó al venerado rey y clavó su enorme lanza en la espalda de Sinh, el Dragón Durmiente atravesándole todo el pecho. Lo que no sabía es que ese acto despertaría a la bestia y liberaría todo el veneno que guardaba en su interior. El resultado es una ciudad infestada, corrompida por el veneno y sus habitantes, no tuvieron mejor suerte. De ahí a que durante el juego, los estados alterados estén a la orden del día. No es que From sea tan cabrona (que lo es) sino que responde más a una decisión de lore, claro. Siempre el lore.
¿Batallas a la altura de los mejores Souls?
Si algo destaca de un juego de la saga Souls son las batallas contra sus jefes finales. En esta expansión encontramos tres batallas en total, siendo una opcional y quizás la más criticada por muchos jugadores. La primera batalla sirve de prefacio a la que se nos viene encima. Tras llegar a lo más profundo de Shulva, nos toparemos con Elana, la Reina Escuálida. Su apariencia nos recordará a Nashandra, el jefe final de Dark Souls 2 y en cierta manera son muy parecidas, pues ambas son creaciones a partir de un fragmento de alma de Manus, al que todos llaman el Primigenio Furtivo.
Sus ataques son también muy parecidos, pero con una pequeña variante, es capaz de invocar todo tipo de enemigos mientras ella va a su aire, quedándose en una esquina lanzando sin parar magia oscura o teletransportándose delante de tus narices para atacarte sin piedad. ¿Qué nos podemos encontrar en esta batalla? Pues que la muy cabrona invoque hasta cinco esqueletos, una réplica de Velstadt (el guarda personal del Rey Vendrick) o incluso a un jugador en modo Black Phantom como ya ocurría en Dark Souls 2 con Looking Glass Knight (Caballero del Espejo).
Sin duda, vamos a llorar en esta batalla (para mí, mi talón de Aquiles del DLC) y cuando logramos derrotarla, seremos más que aptos para acceder a la gran batalla final, contra el culpable de la ponzoña que asola la ciudad santuario de Shulva. Sinh es un dragón ágil, que no para de moverse de un lado a otro lanzando bolas de mierda venenosa. Además, su férrea piel romperá rápidamente nuestro arma así que ya sabéis cómo os tenéis que preparar, el resto es el siempre divertido y desesperante aprendizaje que requiere cualquier enemigo en la saga Souls además del miedo insuperable que nos provoca enfrentarnos a lo desconocido.
El tercer boss es opcional y quizás el menos relevante, pero no por ello el menos difícil. Tras superar la tercera y última zona del juego, la Cueva de los Muertos, repleta por cierto de esos detestables lagartos que a su lomo portan estatuas escupidoras, nos enfrentaremos a tres NPC que nos resultarán la mar de familiares: la Ladrona de tumbas afligida, el Antiguo soldado Varg y Cerah, el viejo Explorador más conocidos como las tres Marías, donde la caca porta un set de Mirrah, la mierda un completo equipo de Havel y la porquería una armadura parecida a la de Aldia. Los tres juntitos nos darán bastante por culo ya que Varg intentará aplastarnos, Cerah provocarnos hemorragias y la ladrona, desde la distancia, cosiéndonos a flechazos gigantes. ¡Pura diversión oiga!
Secretos y otros quehaceres
Seguramente, nuestro paso por Shulva y sus profundidades nos hayan dejado multitud de zonas por descubrir, hogueras que encender y cuerpos que saquear. Lo entendemos, salir corriendo para evitar ciertas zonas conflictivas es una táctica más en Dark Souls 2. La ciudad esconde muchos secretos en forma de interruptores que servirán para desbloquear caminos e incluso para encerrarnos en grutas sin salida. ¿Mal diseño de niveles? No, hijoputismo nivel From Software. Además, encontraremos enemigos que requerirán eliminar antes sus cadáveres para que sean mucho más asequibles. Pero claro, sus tumbas están bien escondidas y no exentas de trampas y emboscadas. Por lo tanto, el nivel de exploración en esta expansión Crown of the Sunken King es muy elevada y muy gratificante. Si exploramos cada rincón de la expansión encontraremos armas realmente poderosas y sets de armadura muy recomendables, nuevos hechizos para usar si llevamos a un hechicero y como colofón final, dos Black Phantom NPC de lo más cabrones.
Y que no se nos olvide llevar la corona perdida a uno de los principales protagonistas del juego principal, viviremos en primera persona una revelación de lo más interesante que nos invita a conseguir las tres coronas para descubrir todos los secretos que esconde Drangleic. De momento nos quedamos con las ganas de saber qué es lo que ocurrirá y nos vamos a morder las uñas muy fuerte hasta que nos llegue la segunda parte de esta expansión, titulada Crown of the Old Iron King.
Conclusión
Al principio de estas líneas lanzaba la pregunta de si superaría la única expansión del primer Dark Souls. Objetivamente, la respuesta es “no lo sé” pues todavía nos quedan por disfrutar dos expansiones más. Personalmente diré que disfrutado ambas expansiones muchísimo, que Artorias y Manus son dos de mis bosses favoritos de la saga Dark pero que en su conjunto, cojea mucho más que no esta expansión. Y todos sabemos por qué ha ocurrido esto. Las prisas no son buenas y Dark Souls ha recibido dos reveses por ese motivo.
En Crown of the Sunken King encontramos zonas nuevas, enemigos nuevos, jefes finales nuevos y una historia que promete. Artorias of the Abyss recicló todos los escenarios prácticamente, añadió nuevos enemigos y jefes finales, sí, pero tenemos que tener en cuenta que todavía faltan dos contenidos extras y Dark Souls 2 puede marcar la diferencia en ese aspecto, el juego lo merece. Sin embargo, no quiero lanzarme tan pronto al abismo, pues puedo no escapar de él jamás. De momento, esta primera experiencia ha sido muy desafiante y divertida, con un montón de secretos que descubrir y eso ya ha hecho que se iguale a lo vivido con Artorias of the Abyss.
El primer contenido descargable lo encontraréis por 10€ y el Season Pass por unos 25€. Si se mantiene la calidad este primer DLC, deberíamos lanzarnos a por el pase de temporada sin pestañear. Nos esperan dos expansiones muy prometedoras que justifican la mera existencia del siempre criticado contenido extra descargable… Así sí.
Nos consolamos con:
- Dificultad muy generosa
- Diseño de niveles que invita a la exploración
- Batallas épicas contra jefes finales
- La banda sonora sigue siendo impecable
- Ácido, veneno, petrificación, lo tiene todo para exigirnos al máximo
- Duración más que razonable
Nos desconsolamos con:
- Deberían ocurrir más cosas (lore) tras completar el DLC, esperemos que todo se cierre brillantemente
- La Cueva de los Muertos es genial y muy corta
- Los bosses NPC no son el súmmum de la originalidad
- Los bosses, pese a ser muy buenos, les falta el sello Miyazaki
Ficha
- Desarrollo: From Software
- Distribución: Bandai Namco
- Lanzamiento: 22/07/2014
- Idioma: Inglés subtitulado al Español
- Precio: 9,99 €
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