
Prefacio
Mi amor por los videojuegos de estrategia en tiempo real empezó en mi infancia con el Total War: MEDIEVAL II. Es uno de esos juegos que no sabes exactamente cómo llegan a tu poder pero una vez que lo hacen no puedes soltarlo y se convierte en un clásico personal instantáneo. Recuerdo pasar innumerables horas creando escenarios de batalla de lo más variopintos, experimentos como enfrentar a una cantidad absurda de tropas débiles contra una cantidad absurdamente reducida de tropas muy poderosas para ponerlas al límite. Recuerdo querer probar cada una de las distintas unidades que el juegos ponía a mi disposición para saber exactamente qué hacían y disfrutar simplemente con la espectacularidad de verlas interactuar en una batalla a gran escala.
Pero no fue hasta que descubrí el modo campaña del juego que mi adicción se convirtió en algo verdaderamente serio. Un modo campaña en el que las batallas en sí mismas pasaban a un plano más secundario en favor de la gestión de recursos a gran escala que suponía el controlar un imperio entero e intentar llevarlo a la gloria. Cuando las garras de estas campañas me atraparon por completo, ni siquiera jugaba la mayoría de las batallas por mí mismo, sino que las simulaba para poder continuar con la gestión del imperio lo antes posible.

Sin embargo, la fascinación que siento por Total War: MEDIEVAL II y por la saga Total War en general no se ha expandido, sorprendentemente, a otros títulos de estrategia que por similaridad podrían resultarme afines. Un ejemplo de ello es la saga Civilization o el Humankind, un título reciente de SEGA de corte muy similar. Ninguno de los dos han llegado a atraparme en las decenas de horas que he estado dispuesto a concederles bajo la promesa de que otros títulos del estilo me han encantado con anterioridad.
Un caso similar a estos dos anteriores es el de la saga Company of Heroes, una saga que conocía desde hace mucho tiempo debido a su relevancia, pero a la que tampoco me había acercado nunca. Por eso mismo, el lanzamiento de Company of Heroes 3 parecía una oportunidad perfecta para acercarme a esta saga por primera vez y ver si por fin un juego de este estilo podía llegar a enamorarme aunque no tuviera el subtítulo de Total War en su nombre.

Dos modos de ver la guerra
La jugabilidad de Company of héroes 3, al igual que ocurre con la saga Total War, se divide en dos modalidades principales y bien diferenciadas. Por un lado tenemos la parte de gestión de recursos y movimiento de tropas en un mapa a gran escala que podemos encontrar en las campañas del juego. Por otro, encontramos el verdadero núcleo de la experiencia de Company of Heroes: las batallas en tiempo real.
Company of Heroes 3 cuenta con dos campañas distintas ambientadas en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. La que yo he jugado nos lleva hasta la costa mediterránea de Italia y nos plantea una propuesta jugable en la que disponemos de un número limitado de tropas que mover por el mapa. Con ellas debemos tomar puestos de gran importancia estratégica para hacer que las tropas enemigas pierdan terreno.

Seguramente sea un problema relacionado con mis propias expectativas, pero personalmente no esperaba que la experiencia de estas campañas fuese tan contenida. Sin duda puede resultar un elemento interesante que aporte variedad al juego frente a simplemente librar batallas en tiempo real sin parar, pero creo que le falta profundidad para ser algo más que un añadido apañado.
En la vista de mapamundi, nuestro rango de acciones en cada turno es bastante limitado y las consecuencias de esas acciones también porque en todo momento queda relativamente claro cuál es el camino a seguir para avanzar con éxito por la campaña. Lo que nuestras decisiones determinan al final del día es en qué escenarios vamos a combatir. con qué tropas y en qué condiciones van a estar, tanto las propias como las del enemigo. Hay añadidos interesantes como el hecho de que puedes bombardear localizaciones antes de intentar tomarlas. Las consecuencias de esos bombardeos se pueden ver en las batallas en tiempo real en forma de edificios destruidos y tropas enemigas debilitadas. Sin embargo, estos elementos son cosas más bien puntuales. Toda la fase de gestión de recursos y movimiento de tropas por el mapa no deja de parecerme, en lo personal, un menú entre batallas en tiempo real hipervitaminado.

Tiempo al tiempo (real)
Así que hablemos de esas batallas en tiempo real. ¿Qué tal están? ¿Me transmiten sensaciones similares al enorme disfrute de jugar un Total War? Pues la verdad es que no, pero es normal. Son muy distintas.
Para empezar, y como persona que no se había acercado nunca antes a un Company of Heroes, debo mencionar lo complicado que me ha resultado hacerme a los sistemas de las batallas. Al iniciar el juego por primera vez, nos encontramos de inmediato con un tutorial en el que se intentan introducir la mayoría de conceptos importantes o esenciales a los jugadores. Puede que se deba a mi propia torpeza o desconocimiento de la saga, pero lo cierto es que pasé algunos minutos perdido mientras intentaba descubrir cómo hacer exactamente lo que se me pedía. Además, al terminarlo no tenía realmente la sensación de haber aprendido bastante, sino que en mi cabeza había un embutido de información confusa que simplemente esperaba que cobrara sentido conforme seguía jugando.

Efectivamente, con el paso de las horas fui interiorizando todos los conceptos de los que el tutorial apenas te da una breve descripción y cómo utilizarlos por mí mismo en un contexto de batalla real. Eso sí, la sensación de sentirme abrumado no desapareció, porque por cada concepto que empezaba a entender me daba cuenta de que había otros dos de los que ni siquiera se me había hecho mención hasta el momento.
Luz, fuego y destrucción
Pese a todo, comencé a jugar mis primeras batallas y la experiencia fue bastante positiva. Si bien en todo momento la capa de complejidad me transmitía un poco de incomodidad, es bastante divertido mover a todas las tropas por el campo de batalla en busca de una estrategia eficaz con la que hacer que se apoyen entre sí y reaccionar a los imprevistos que se dan en cada momento.

Algo que me sorprendió especialmente fue la importancia de los escenarios dentro de las batallas. El entorno es lo primero en lo que tenemos que fijarnos a la hora de decidir qué órdenes dar a nuestras tropas porque va a determinar a dónde las movamos para buscar una cobertura adecuada, sorprender a las defensas enemigas o decidir por qué ruta avanzar. A esto se le añade toda una nueva y sorprendente capa mecánica si tenemos en cuenta que prácticamente cualquier estructura que veamos se puede destruir, modificando drásticamente las estrategias a seguir.
Conforme avanzaba en la campaña, iba desbloqueando nuevas tropas y armamento que se sumaban a la base ya existente del juego. De este modo, no tardé en toparme con batallas en las que en todo momento ocurrían cosas que cambiaban su transcurso y me obligaban a reaccionar en consecuencia. Infantería normal, médicos, ingenieros, especialistas en bombas, tanques, vehículos de reconocimiento, aviones, lanzallamas, obuses… todos estos elementos y muchos más conviven para dar lugar a unas batallas que transmiten el frenesí y la impredecibilidad de la guerra. En un momento tus tropas se encuentran en una posición ventajosa y, al siguiente, un bombardeo enemigo diezma su número y destruye todas las coberturas. Sí, reconozco los puntos fuertes del juego y sí, me lo he pasado bien con sus batallas. Pero aun así… debo admitir que no me he llegado a enganchar en ningún momento como me habría gustado.

El caos empieza en la mente
Las batallas son quizás demasiado frenéticas e impredecibles para mi gusto (doy gracias por la mecánica de pausa táctica), tanto que me hacen sentir que no tengo el control sobre aspectos que me gustaría controlar como jugador. Si bien esta sensación posiblemente sea algo personal y se vea potenciada por mi poco conocimiento de los sistemas del juego, también es cierto que no se me ha puesto fácil el acostumbrarme a ellos.
Volviendo a mi fascinación por la saga Total War, no cabe duda de que las batallas en tiempo real de esos juegos también poseen un grado de complejidad considerable, pero son títulos que nunca me han hecho sentir tan perdido y sin control como me he sentido en Company of Heroes 3.

Y más allá de sentirme perdido, está el simple hecho de que disponer de un rango limitado de opciones en el combate, aunque sea por puro desconocimiento, también limita la diversión que puedo llegar a experimentar. Si el sistema de juego está diseñado para que disponga de un número determinado de opciones, pero yo dispongo de muchas menos porque no conozco más, tiene sentido que la experiencia no me acabe resultando tan estimulante como podría.
Company of Heroes 3 también dispone de modos multijugador en línea en los que cooperar con otros jugadores para superar desafíos o enfrentarse en un campo de batalla. Dadas mis dificultades a la hora de adaptarme al sistema de juego en solitario, no me he atrevido a adentrarme en estos modos, pero no me cabe duda de que deben de resultar uno de los puntos más disfrutables de la experiencia para los jugadores más versados.

Conclusión
Company of Heroes 3 es un buen juego que sirve de continuación para una de las sagas de estrategia en tiempo real más famosas, y he disfrutado de su campaña italiana, de sus contenidas fases de gestión de recursos, de sus frenéticas batallas…
Aun así, y pese a reconocer los numerosos méritos del juego, personalmente no he llegado a enganchar del todo con la propuesta, pues he encontrado sus sistemas más obtusos de lo que me habría gustado. Si bien mi voluntad de dominarlos podría haber sido más férrea, también es cierto que los tutoriales podrían haber hecho más por ayudarme y otros elementos del título podrían haberme animado más a recorrer una empinada curva de aprendizaje.
Una vez más, Company of Heroes 3 me parece un juego sólido y recomendable que seguramente guste mucho a los fans de la saga y la estrategia en tiempo real. Sin embargo, debido a mi experiencia personal, debo matizar esa recomendación y avisar de que no es un título para todo el mundo.
Nos consolamos con:
- La importancia de los entornos y su destructibilidad.
- La profundidad de sus sistemas.
- El ritmo frenético de las batallas…
Nos desconsolamos con:
- … Aunque pueden resultar demasiado caóticas para algunos jugadores.
- Una curva de entrada muy empinada.
- Las campañas funcionan como añadido, pero podrían mejorar como modo de juego.
Ficha
- Desarrollo: Relic Entertainment
- Distribución: SEGA
- Lanzamiento: 23/02/2023
- Idioma: Texto en español, voces en inglés
- Precio: 59,99 €
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