El género musical sigue llenando las tiendas digitales de Realidad Virtual, siendo uno de los últimos juegos en llegar a Oculus Quest Audioshield. Aunque para el visor independiente es un juego completamente nuevo, esta obra de Dylan Fitterer es realmente uno de los precursores del género musical en VR, mucho antes de que empezáramos a cortar cubos en Beat Saber o similares.
Desde su lanzamiento original en PC durante el 2016, el gran atractivo del juego ha sido el poder usar nuestra librería de música, para que el algoritmo cree el mapa de las canciones de manera automática. Así, mientras que juegos como Audica u OhShape tienen un tracklist predeterminado, o es necesario saber cómo crear los nuevos niveles, aquí cualquiera puede jugar al ritmo de sus temas favoritos. ¿Podrá esta característica seguir funcionando 4 años más tarde de su lanzamiento original?
No me voy a andar con muchos rodeos, y la respuesta es sí, pero con muchísimos matices que hacen que me tenga que ir más para el «no». Lo primero que llama la atención de Audioshield al empezar a jugar es la mala presentación visual del título. Se nota que es un juego hecho por una única persona, al haberse centrado más en la funcionalidad del juego que en la parte estética. Casi parecen menús placeholders de un título en desarrollo, lo cual no deja una muy buena sensación.
De serie, el título trae unas canciones que podemos disfrutar, pero claramente, la gracia está en usar nuestra música favorita. Para ello, podemos conectarnos a nuestra cuenta de Google Drive para descargar los temas de manera remota, o copiando la música mediante un ordenador al enchufar el visor. Esta facilidad para tener cualquier canción que queramos para jugar es lo mejor de Audioshield sin lugar a dudas, al funcionar de maravilla y ser fácil de lograr para cualquier tipo de usuario.
Al jugar, nuestro objetivo será golpear los orbes con el escudo del color correspondiente. Si el orbe es morado, tenemos que juntar los dos escudos, y listo. Es una mecánica sencilla, siendo algo que ya es casi habitual en los juegos musicales de Realidad Virtual.
Cada canción tiene 3 niveles de dificultad, dos modalidades de Fitness, y una opción Casual, aunque no logré identificar claramente qué hace esta última «dificultad». Lo dicho, todo se genera de manera automática, por lo que tenemos bastante variedad para jugar con cada uno de los temas, dando una rejugabilidad prácticamente infinita a Audioshield.
Esto es fantástico sobre el papel, ya que para jugar, simplemente cogemos la canción que queremos, elegimos la dificultad, el escenario (hay 4 disponibles, entre una playa, un escenario como si estuviéramos en un concierto o incluso una sala vacía por completo) y a jugar nuestro tema favorito. Poder disfrutar de temas de OST o bizarradas que no están presentes en otros juegos musicales me encanta, y es ahí cuando Audioshield me ponía una buena sonrisa en la cara.
Por desgracia, al jugar esa sonrisa iba desapareciendo por varios motivos. Para empezar, la mecánica de golpear los orbes con el escudo es sencilla, pero las direcciones por las que nos vienen los orbes no es la más apropiada. Es aquí donde el algoritmo que crea los mapas empieza a mostrar sus problemas, ya que es de todo menos infalible.
Para que los niveles sean más o menos divertidos, las canciones tienen que tener cierto ritmo muy claro, o va a haber muchos problemas. Además, algo que me repatalea es que la velocidad de los orbes cambia drásticamente en función de la parte de la canción en la que estamos, de modo que podemos ver cómo los orbes van a paso de tortuga, para que un segundo después vayan a la velocidad de The Flash. Es algo que no me gusta, y que personalmente, rompe el flow con el que nos movemos, además de no permitirnos ajustarnos a una velocidad en concreto a la que vienen los orbes a por nosotros.
Otro problema es la amplitud por la que vienen los orbes. No vienen por 180º frente a nosotros, pero sí más o menos unos 100º o así, por lo que giraremos para dar a las notas. Esto me gusta (me encanta jugar en modo 360º a Beat Saber), pero aquí hay un problema importante: la falta de visibilidad. Muchas veces, tendremos que dar una nota del extremo derecho, y luego vendrá otra serie de notas por el extremo izquierdo, sin que podamos verlo de alguna forma.
Esta falta de diseño visual no nos permite conocer por dónde vienen las notas, por lo que podemos estar centrados en una serie de orbes, para que otra serie nos pille completamente por sorpresa. Aquí se nota que el algoritmo de creación de mapas de Audioshield, aunque funciona, no proporciona unas coreografías ni nada que proporcione una experiencia sólida o divertida por la localización de las notas o sus patrones.
Al menos, esto es lo habitual, porque sí puede haber canciones en las que el algoritmo funcione mejor, con algún momento en el que se crea un patrón que queda guay, pero tras probar varios estilos musicales y canciones, no es algo que me haya encontrado en demasiadas ocasiones. Es cierto que al menos, las notas sí aparecen al ritmo de la música (salvo cuando hay silencios largos o cosas así, que no le gustan mucho al algoritmo), que ya es algo.
Estos problemas hacen evidente el por qué no hay ningún sistema de vida o similar como en la gran mayoría de juegos musicales, ya que el juego no puede echarnos la culpa por fallar patrones que son imposibles de ver. Esto es lo que ha hecho que muchas veces me frustre con Audioshield, o que sencillamente, no me lo pasara bien.
Cada dificultad lo que hace es aumentar el número de notas que hay, aunque directamente saltar a Difícil o Experto me parece lo ideal si tenéis cierto rodaje en los juegos musicales de VR. Pero claro, esos problemas que comentaba por las diferencias del ritmo o no saber por dónde nos vienen las notas están patentes en todas las dificultades, o incluso aumentan al haber más orbes, pero así es como funciona el algoritmo.
Por todos estos motivos, como he disfrutado más del juego ha sido con los modo Fitness. Aquí, además de los orbes, hay varios muros que debemos superar agachándonos (para hacer sentadillas), por lo que tenemos una buena sesión de ejercicio entre golpear a los orbes (sobre todo si hacemos un amago de puñetazo en vez de dejar las manos quietas) y las sentadillas. Esta cuarentena he usado mucho la VR para hacer ejercicio (BoxVR, OhShape y Beat Saber es mi trifecta personal), con que al menos, aprecio tener un poco de variedad y poder usar cualquier canción que me guste, sin necesitar que esté en las OSTs originales de estos títulos o que alguien haya hecho un mapa de calidad y/o pensado para el ejercicio.
Conclusión
Aunque sobre el papel la idea de Audioshield es fantástica, la ejecución es más bien pobre. El algoritmo de creación de mapas es funcional pero no ofrece nada memorable, además de presentar varios problemas de diseño importantes que afectan al ritmo de las partidas o pueden provocar varios momentos frustrantes.
Entiendo que al inicio de la VR este haya sido el rival a batir, pero ha llovido mucho desde entonces, tanto a nivel de posibilidades como de mecánicas y diseño, por lo que no podía evitar pensar que el juego se ha quedado muy, muy desfasado.
Sí, lo de poder usar cualquier canción que tengamos en MP3 es sencillamente fantástico, pero si eso hace que los niveles no sean divertidos o entretenidos, no me parece algo que valga la pena. Prefiero seguir dependiendo de las canciones principales de otros títulos o del trabajo de la comunidad. Al menos, sí puedo recomendar Audioshield como juego para hacer fitness con nuestra música, ya que aquí importa más el movernos que la calidad pura y dura del mapa.
En global, creo que Audioshield es el juego musical de Oculus Quest más rejugable del mercado por motivos obvios… Pero también el menos recomendable por todos estos problemas. No ofrece ni una forma única de jugar ni unos niveles divertidos o satisfactorios, con que tened en cuenta ambos factores a la hora de coger los escudos para bloquear más ataques que el Capitán América en una cena normal contra Cráneo Rojo.
Nos consolamos con:
- Poder usar cualquier canción que tengamos
- Alguno de los mapas logra ser visualmente atractivo
- El modo fitness nos puede hacer sudar de lo lindo
Nos desconsolamos con:
- Problemas de visibilidad al no haber indicadores sobre la dirección de los orbes
- Diseño de las canciones bastante justito por cómo está planteado el algoritmo
- Con algunas canciones el algoritmo no funciona nada bien
- Sensación de aburrimiento y frustración gran parte del tiempo
Ficha
- Desarrollo: Dylan Fitterer
- Distribución: Dylan Fitterer
- Lanzamiento: 16/04/2020
- Idioma: Textos en Inglés
- Precio: 19,99 €
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