A veces darse un tiempo de descanso sirve para poner las cosas claras, en su sitio, recapacitar y hacer autocrítica, o, incluso, para dar oxígeno a la otra parte afectada y comprobar si en el fondo, en un futuro próximo, te va a volver a extrañar. Ubisoft ha creído necesario dar ese tiempo con la saga Assassin’s Creed pues ni sus actuales juegos parecían tener un rumbo fijo y concreto a nivel argumental – pese a ser un personal, fiel y leal adorador de Assassin’s Creed Syndicate – ni tampoco las últimas mejoras en las mecánicas de combate y exploración parecían gustar a un sector que había perdido cualquier tipo de fe en la saga y que no estaba dispuesto, si quiera, a querer prestarles atención. Ante esta situación, era necesario un descanso, un “volveremos más fuertes que nunca”.
Dicho y hecho. Dos años después, seguramente en el peor escenario posible con dos grandes Open Worlds como The Legend of Zelda: Breath of the Wild u Horizon Zero Dawn, la saga vuelve a sentarse en el trono que le corresponde, y no ha sido solo el tiempo o la distancia; una de las habilidades más notables de la compañía es sin duda, su fabulosa capacidad para representar épocas pasadas y dotar de vida todo ese universo desconocido para nosotros. Assassin’s Creed Origins tiene, de lejos, el mejor setting, la mejor ambientación, el mejor mapeado y trama que jamás habrás vivido en otro título de la saga. Y no solo eso, Ubisoft ha hecho un enorme esfuerzo en liquidar viejas mecánicas llena de memes hasta la saciedad y renovar por completo un combate que ahora, pese a quedarle un largo recorrido de mejora, sí es divertido.
El título protagonizado por Bayek de Siwa y su esposa Aya, es el origen de algo realmente espectacular. Quizás no es el juego perfecto en absolutamente todo, quizás la palabra Origins les ha llevado a cometer algún error histórico desde las aventuras de Altaïr, pero lo que está claro es que el nuevo rumbo y las bases de lo que será Assassin’s Creed en el futuro van a dar mucho de qué hablar.
El último Medjay
En el antiguo Egipto, un Medjad era un soldado al servició del Dios Ra, Dios de la Justicia, la Luz y el Orden, una especie de guerrero que luchaba al lado de los grandes faraones para impartir justicia. Bayek, nuestro héroe durante todo este místico y hermoso periplo, responde al nombre del último Medjay, y, por lo tanto, su rol durante toda la aventura estará muy relacionada con su empresa divina: ayudar a los demás. Tras un pequeño tutorial de combate y unas horas de exploración para hacerse a las novedades más palpables de esta nueva entrega, comenzaremos a entender el verdadero rol de Bayek, que, de forma muy resumida, se podría traducir como policía, hombre al servicio de la ley, Ray Donovan del antiguo Egipto o simple y llanamente, recadero de la justicia. Vale, esto no parece empezar demasiado bien y no os voy a engañar ni un ápice, vamos a atender las necesidades de nuestros conciudadanos durante prácticamente toda la aventura, lo que, en cierto modo, nos dice que Ubisoft ha querido modificar el juego en muchos aspectos pero no en su núcleo, teniendo esa sensación de que estamos jugando, ante todo y sobretodos los cambios, a un Assassin’s Creed de toda la vida.
El título se desarrolla durante los años 50 y 40 a. C. en plena Dinastía Ptolemaica donde Egipto es reinado por el faraón Ptolomeo XIII junto a su hermana Cleopatra VII – pese a ser apartada y destronada poco después –. Para los más puestos en historia, sabrán que el papel de la hermana en el desenlace de esta longeva dinastía será clave, y así lo viviremos en Assassin’s Creed Origins. Muchos de nosotros sabemos cómo termina la última gran faraona de Egipto, de cómo aparecen otras grandes potencias militares y qué conspiraciones se cuecen para derrocar el trono de Ptolomeo XIII. Pero la gran pregunta es: ¿Cómo nace el creo de asesinos? ¿Cómo se inicia todo este espiral de acontecimientos históricos y guerras eternas entre Asesinos y templarios? En Assassin’s Creed Origins encontraréis los inicios, las ideas que propulsan lo que Ezio o los hermanos Frye llevaban a cabo a lo largo de la historia, y aun así, el tramo completo de la historia deja todo en el aire, todo abierto para que, tal y como apuntaban los rumores, Origins fuese la primera parte de una trilogía que abarcaría tres títulos donde se formaría absolutamente todo lo que conocemos a día de hoy.
La historia de Assassin’s Creed Origins nos presenta un conflicto social real, pues los acuerdos de Ptolomelo XIII con Grecia para prosperar económicamente ha polarizado por completo a la sociedad árabe, pues parece que dichos tratados solo benefician a la población griega y empobrece al egipcio. No tardan en aparecer altercados civiles, conspiraciones y una organización secreta adoradora de los antiguos dioses que quieren devolver a Egipto a sus más profundas y poderosas raíces. Bayek, no solo sufre en sus carnes la pobreza y miseria de su pueblo, la persecución de su gente en manos del cada vez menos aclamado Ptolomeo, pero, además – y esto es un mini-spoiler bastante temprano – nuestro Medjay también sufre las consecuencias de esta organización secreta, que, en busca de ciertos artefactos misteriosos y muy poderosos, arrebatan la vida del hijo de nuestro, perfectamente caracterizado, Bayek de Siwa.
Por lo tanto, el protagonista de Assassin’s Creed Origins nos mostrará dos caminos muy diferenciados e identificables en su camino: el primero de todos tiene que ver con su responsabilidad divina con Ra y con su Ka interior (o energía) y su compromiso como Mejay y que representarían las misiones secundarias, pero, por otro lado, existe un componente de venganza, de asesinato, que es el concepto que empieza a formar el credo de asesinos tal y como lo conocemos hoy en día, respondiendo así a los objetivos de las misiones principales del juego. A medida que avanza el título, veremos como esos dos caminos empiezan a converger hasta que todo explota y cobra sentido absolutamente todo, desde la identidad de la secta secreta, hasta las bases que sentarán miles de años los llamados Assassin’s, algo que el juego, de hecho, no nombra ni una sola vez.
Nuevas ideas, viejos vicios
Como he comentado antes, si algo tiene Assassin’s Creed Origins es que es sabes que estás jugando a un título de la saga, por lo bueno y por lo malo, lamentablemente. Empezamos por lo peor, para luego mejorar un poco, si puedo, las bondades del juego, que son muchas, muchísimas. La gran pega del juego son sus misiones secundarias que, además, abundan en todas las localizaciones que Bayek visita, en ella, no solo encontraremos los mismos NPC repetidos hasta la saciedad, algo muy propio de la saga, la verdad, sino que, además, y sorprendentemente, la variedad de misiones se ve de nuevo recortada casi a niveles de Assassin’s Creed 1, exagerando un poco. Casi todas las misiones de este juego consisten en, o bien interceptar un carruaje con grano de trigo que han robado a un pobre campesino, o hablar con la mujer de un hombre que ha sido secuestrado por unos bandidos, o liquidar a unos bandidos que se encuentran a, exactamente, 400 metros de nuestra posición – os lo juro, todos los objetivos siempre están a malditos 400 metros de distancia – por lo que, repetitivas, son un rato, y lo peor es que completarlas son prácticamente vitales, porque nos darán mucha experiencia para subir de nivel y poder avanzar en el juego, que ese es otro punto que hay que tirar de las orejas a los señores de Ubisoft ya que todo está muy encorsetado por niveles. Pero vamos a romper una lanza con las misiones secundarias.
Vale, hay misiones repetitivas, pero hay otras que, directamente, te tocan la fibra y son realmente buenas (y duras) y hasta necesarias, pues activan otros eventos que nos perseguirán durante toda la aventura, como la presencia de los Phylakes, una especie de bárbaros mazados, un escuadrón de la muerte que nos perseguirá durante toda la aventura para arrancarnos la puta cabeza si tienen la ocasión. Además, algo que valoro muy positivamente en el juego a nivel de misiones secundarias son como, dependiendo de la zona donde nos encontremos en ese momento, cambia la índole político-social de sus solicitantes. Por ejemplo, si estamos en grandes ciudades como Menfis o Alejandría, el tipo de misión que hacemos no tiene nada que ver con otras regiones más campesinas y pobres, por lo que, el mimo depositado en este aspecto, pese a su reiteración en las mecánicas y en la definición, denota cierto rigor que maquilla la experiencia “negativa”.
Por lo tanto, mi consejo es hacer misiones secundarias, pero si exigirse en exceso, el verdadero encanto de Assassin’s Creed Origins es explorar el mundo, sus rincones, descubrir todos sus secretos y hacer todas sus tumbas, porque os aseguro que el Setting es una preciosidad, la ambientación, la fauna… Lo mejor que podéis hacer es buscar un equilibrio entre exploración y avance en la historia, porque ambas tienen recompensa, por un lado, explorar nos ofrece encontrar mejor equipo, equipo imposible de conseguir en una tienda común de hecho, y por otro lado, avanzando en la historia para conseguir el nivel necesario para poder proseguir el viaje.
Senu y las atalayas
Uno de los aspectos más novedosos y que más sorprendió a todo el mundo es la incorporación de Senu, un águila que acompaña a Bayek en todas sus andaduras. La misión principal del nuestro partner es escanear el campo de batalla enemigo, o encontrar un objetivo concreto, como puede ser un rehén o un objeto perdido en el fondo del Nilo o una zona pantanosa. Cuando aceptemos una nueva misión y, por ejemplo, tengamos que asaltar un campamento enemigo, podremos decir a Senu que sobrevuele la zona y reconozca todo lo que pueda llegar a reconocer, desde enemigos hasta objetivos, su visión de halcón puede mejorar tanto que puede incluso detectar si un ave que pasa por ahí está emigrando, si un soldado está durmiendo, si está en alerta, o incluso detectar al líder de una manada de hipopótamos, cocodrilos o hienas, entre muchas otras especies.
De esta forma, la visión de halcón clásica de todo Assassin’s Creed queda suprimida por esta nueva mecánica que, sinceramente, le da más dinamismo, pues eres tu quien tienes que perder el tiempo a detectar todas las amenazas del mapa obligándote a trazar un plan y actuar a hostia limpia pero también con sigilo puro y duro, al más puro estilo de la saga. Senu, además, ofrece algo mucho más atractivo que no una visión Matrix en rojo y azul como ocurría con Altaïr, Ezio y compañía; sus altos vuelos también ofrecen unas vistas absolutamente espectaculares de los entornos que ofrece Assassin’s Creed Origins, sobre todo en la zona norte donde se encuentra el Delta del Nilo y eso es un plus y un gozo para tirar del fabuloso Modo Foto que incluye el título.
Senu es mejorable, incluso es capaz de atacar enemigos y aturdirlos si es necesario sin conseguimos las habilidades necesarias para ello – esto es algo que explicare un poco más adelante – y aquí es donde entra un componente que creíamos que moriría con la saga: las atalayas. Sí amigos, las atalayas se mantienen pero su uso es totalmente distinto a como lo conocíamos hasta ahora. Subir a lo alto de una atalaya sí, reconoce el paisaje que nos rodea, pero no desbloquea nada más que el viaje rápido a esa zona, por lo que, perder un minuto de tu tiempo a desbloquear esta característica seguramente te salve la vida si no quieres cruzarte medio desierto hasta llegar a tu destino. Pero no solo eso, Assassin’s Creed Origins cuenta con un total de 58 atalayas que, si desbloqueamos, aumentará la sensibilidad de Senu. ¿Esto que significa? Pues que Senu detectará más rápidamente a sus objetivos, y eso, es una doble ventaja que hay que destacar, bravo.
Unas mecánicas totalmente renovadas
En este punto todo son cambios y buenas noticias, o casi todo. El descanso de la saga le ha venido fenomenal a esta nueva entrega que cuenta, no solo con un combate totalmente renovado y mejorado, sino con un árbol de habilidades, una gestión de equipo y accesorios y un control tan mejorado que sentiremos que nuestro protagonista se manejará en todo tipo de terreno de una forma muy natural, sin tener que dejar pulsado ningún botón para empezar a hacer “parkour” ni nada por el estilo. Además, como juego de mundo abierto de primera categoría, Assassin’s Creed Origins nos permitirá llegar allá donde nuestra vista alcance, podremos escalarlo absolutamente todo y para colmo, sin más resistencia que la capacidad pulmonar de Bayek de Siwa bajo el agua que, efectivamente, también podrá descubrir un mundo subterráneo y hundido en los distintos lagos y ríos del Delta del Nilo. ¡Qué capacidad pulmonar! ¡Qué envidia!
Vamos por partes; el combate. Assassin’s Creed Origins utiliza un esquema de botones muy parecido a lo que hemos estado viendo en la saga Dark Souls donde podemos fijar un enemigo, levantar nuestro escudo y golpear con los botones superiores derechos. Dependiendo si es el botón o el gatillo, nuestro ataque tendrá una potencia u otra. También podremos conseguir la habilidad de Parry o carga con escudo para dar más protagonismo a este vital accesorio. Además, el nuevo sistema de combate nos permite intercambiar entre distintas armas, arcos y artilugios para salir victoriosos en cada combate. Lamentablemente y salvo casos muy excepcionales, el combate es sencillo, bastante, pues hay poca variedad de enemigos y patrones de ataque, solo cuando en medio de una pelea suena la corneta de los Phylakes la cosa se pone interesante, pero si comparamos este combate con lo visto hasta ahora de la saga, hemos avanzado muchísimo.
Nuestro personaje mejorará sus habilidades gracias a los puntos de habilidad que conseguiremos completando misiones secundarias (sobre todo) localizando nuevas zonas y encontrando todos sus secretos o simplemente liquidando a enemigos. Existen otras formas de conseguir puntos de habilidades como, por ejemplo, explorando y resolviendo los puzles de antiguas tumbas. Existen otros métodos también que debes descubrir por tu cuenta, y una vez adquiridas estos puntos, deberás asignarlos a las habilidades que más crees que te pueden convenir. Existen tres ramas: Cazador, Guerrero y Vidente. Cada una de estas ramas ofrecen ventajas en la exploración, en el combate o incluso nos permite obtener materiales especiales en las tiendas sin tener que tirarnos horas y horas cazando fauna autóctona por todo el norte egipcio.
Bayek también amplia repertorio de armas, tenemos desde espadas, espadas dobles, hachas, jabalinas y arcos de todo tipo para dar más variedad y profundidad al combate de Assassin’s Creed Origins. Además, el ya clásico y asentado sistema de colores para diferenciar la rareza de nuestro equipo ayudará a los jugadores a saber discriminar un tipo u otro de equipo y valorar positivamente las ventajas en combate que ofrecen pese a no dar mejores estadísticas, aparentemente. Tendremos equipo regular, raro y legendario de todo, incluso de trajes y monturas que ofrecerán ventajas más que jugosas siempre y cuando tengamos el nivel necesario para poder equiparlas. Y como punto final, podremos mejorar el ataque cuerpo a cuerpo, a distancia, nuestra capacidad en el perno o nuestra salud recolectando materiales y sin necesidad de tener que pasar por ningún tipo de herrero o NPC. Todos estos cambios hacen de Assassin’s Creed Origins un título versátil que va directo a lo que tiene que ir, a divertir.
Sí, hay historia contemporánea en Origins…
Y muchos os preguntaréis ¿Qué ocurre en el presente? ¿Existe historia en nuestro tiempo en Assassin’s Creed Origins? La tiene, poca, importante, pero la tiene. Ubisoft Montreal nos pone en la piel de una científica miembro de Abstergo llamada Layla. Esta perseverante y atrevida mujer se ha construido su propio Animus portátil con la intención de asombrar a sus jefes y obtener así, el reconocimiento que nunca obtuvo. El caso es que los acontecimientos cambian, claro, y nuestra científica abre la puerta a nuevas aventuras que, incluso, si husmeamos entre los correos de su portátil, podría coquetear con algunos de los elementos que hemos visto en la película de Assassin’s Creed en la gran pantalla, como por ejemplo, las referencias a la construcción de un brazo mecánico que emula el Animus y que es uno de los ejes principales de la película, aquí llamado Animus Aerie, en el cual Callum Lynch recrea los supuestos orígenes del credo reconstruyendo los recuerdos de Aguilar de Nerja.
Nuestra protagonista en el presente, además, guarda un sorprendente parecido con la mujer de Bayek de Siwa, Aya, un personaje que da muchísimo juego cuando aparece ya que nos ofrece viejas y gloriosas formas de jugar a Assassin’s Creed además de tener un papel super importante en esta aventura y estoy convencido de que en juegos venideros. Además, si sois un poco curiosos y os gusta el lore de la franquicia, su nombre ya aparece en distintos escritos, incluso en localizaciones de juegos posteriores con otro nombre. Para mí, es el mejor personaje de lejos. Me encantaría poder hablar más de Aya, pero ahora os toca a vosotros disfrutar de este grandioso juego.
Conclusión
Assassin’s Creed Origins es una obra necesaria antes de cerrar este año, por muchos motivos. Es un juego con un trabajo de localización y con una carga cultural tan grande y tan hermosa que es prácticamente un insulto no disfrutarlo. La mitología egipcia, una de las más – para mí – fantásticas, místicas y hermosas que existen, convergen con otras grandes, como la griega o la romana y todas ellas se mezclan en el videojuego, con localizaciones muy distintas entre sí y muy marcadas culturalmente, eso lo notamos en el diseño de sus ciudades, en el tipo de arquitectura, en las arenas, los coliseos, las bibliotecas, esta todo tan cuidado que asusta y abruma.
El juego ha hecho grandes esfuerzos por gustar en sus nuevas mecánicas y os sorprendería si os digo que al juego le falta un año o medio año más de cocción para poder encontrar el juego de mundo abierto perfecto. Y me explico. Assassin’s Creed Origins es muy grande, mastodóntico, con un montón de contenido que hacer y descubrir, pero comete errores de simplificar otros hasta el punto de poder llegar a aburrir al jugador. Las misiones secundarias, pese a ser muy distintas entre una región y otra, acaban por tener la misma finalidad, combatir o investigar un suceso, para luego combatir más adelante. Le falta mucha variedad en este aspecto; las interacciones entre los NPC y Bayek, si no son misiones realmente importantes, dejan mucho que desear a nivel de animaciones, incluso a veces ocurren fundidos a negro muy rápido cuando hablas con algún NPC y eso hace que se corten las escenas de forma abrupta, algo que me enfada particularmente. Y la última y más mosqueante para mí, es la continua repetición de transeúntes en cualquier parte del juego (los reconoceréis fácil por ese calvo con flequillo repeinado que vemos 20 o 30 veces) Ese es el gran problema del juego y en mi lo único que hace que la experiencia sea notable alto y no excelente. Y gracias a dios que el juego está optimizado como dios manda, pues no me he encontrado un solo bug en 40 horas, y eso es bueno, porque si esto estuviese lleno de errores como ocurrió en Assassin’s Creed Unity, habría sido un verdadero descalabro.
El combate, pese a seguir siendo fácil, ofrece más variedad de situaciones y nos permite jugar también con el entorno para hacer trampas de lo más creativas, tales como incendiar un carro de madera para llamar la atención de los guardias o contaminar un cuerpo muerto y liquidar a otros soldados curiosos que se acercan a ver qué es lo que ha pasado. Creo que el feedback de Origins hará de los próximos dos títulos que se especula que habrá de esta época, el título redondo y perfecto que todos ansiamos, porque la base ya la tienen, y es realmente buena.
Nos consolamos con:
- La ambientación ha sido cuidada y mimada en todos los aspectos, no verás nada mejor
- Podemos ir a donde nos de la real gana tras salir de Siwa
- Un combate mejorado que hace divertido tanto la acción directa como el sigilo más repesentativo de la saga
- Una interfaz y un árbol de habilidades muy entendible y fácil de adaptarse
- Bayek y Aya de Siwa son, con permiso de los hermanos Frye y Ezio, los nuevos protagonistas con más carisma
- El doblaje original en inglés
- La banda sonora destaca, así como su solidez técnica y su pulido
- Todo el post-content del juego da para horas y horas
Nos desconsolamos con:
- Las misiones secundarias se repiten mucho en su patrón y ejecución, demasiado
- Hay poca variedad de misiones secundarias, lo que nos traslada a los errores más antiguos de la saga
- Las interacciones entre NPC y nuestro protagonista es insulsa, a no ser que la misión tenga peso en la historia o represente a un personaje conocido
- Muchos NPC los vemos repetidos en todos y cada uno de los pueblos
Ficha
- Desarrollo: Ubisoft Montreal
- Distribución: Ubisoft
- Lanzamiento: 27/10/2017
- Idioma: Texto y voces en Castellano
- Precio: 59,95 €
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