La estrategia por turnos está de enhorabuena con Pride of Nations. Los que tengáis, como yo, visos de gobernar el mundo (no lo neguéis, sé que lo planeáis), deberíais antes dominar este juego que nos traen los estudios de AGEOD, centrados en la creación de videojuegos históricos (Europa Universalis) y que de la mano de Paradox Interactive nos presentan una pequeña gran obra que a buen seguro llenará las vidas de los muchos que amáis la historia.
Es un juego de estrategia por turnos, bastantes turnos en la campaña larga, y con una gran base histórica, que nos permitirá adentrarnos de lleno en la época en la que se definió el mundo que ahora conocemos.
Hay que destacar un gran trabajo de documentación en el que seguro han invertido muchas horas recopilando de datos de toda clase. Por ejemplo, cuando pasamos a observar una unidad, nos damos cuenta de que se han analizado hasta los uniformes de cada tipo de batallón según la época. Además, ya en los menús podremos ver fragmentos de periódico y otros documentos que nos y transmiten que lo que estamos jugando es aquel momento histórico en realidad.
Pride of Nations se mueve entre los años 1850 y 1920, es decir, entre la Segunda Revolución Industrial, las unificaciones alemana e italiana, las guerras coloniales, la guerra Ruso-japonesa de 1904, la guerra de los Boer y la Primera Guerra mundial entre otras claro. Así pues, vemos que es una época la mar de interesante. Además, como ya he mencionado, tendremos siempre la perfección histórica de nuestro lado y eso se agradece puesto que es bastante complicado conseguirlo (os lo dice un historiador). El objetivo es sobrevivir y conseguir la supremacía de la nación que escojamos.
Sí que es cierto que en un primer momento es muy fácil sentirnos desorientados dada la envergadura del juego que podemos observar tan solo viendo el mapa del mundo que se nos oferta. El juego se basa en un detallado mapa del mundo, un tablero en el que podemos observar todas y cada una de las regiones de cada país con perfecto rigor. Basta acercarse a España, que lo conocemos mejor, y veremos enseguida Andalucía, Castilla la Nueva, las Baleares… Un mapa detallado que será la base de nuestras operaciones. A este mapa se le pueden superponer filtros en color que nos darán diversas informaciones. Para ello hay que utilizar o bien los botones que rodean el minimapa o la tecla Control más cualquiera de los números. Las diferentes visiones que tendremos a nuestro alcance nos permitirán por ejemplo decidir si es necesario modificar la producción de una determinada región, si podemos comerciar con un país…y todo tipo de información de carácter económico y administrativo.
El menú principal del juego nos ofrece varias opciones. Lo primero que debemos hacer para tener una buena experiencia con el juego es pasar del botón primero de Nueva Partida e irnos a por el de tutorial de cabeza. Los tutoriales son totalmente necesarios en Pride of Nations dada su complejidad aunque no alcanzaremos un buen dominio hasta un tiempo después como podréis comprender. El resto del menú no ofrece nada más, pues dentro de nueva partida encontraremos todo lo necesario.
Los tutoriales nos forman en los aspectos básicos del juego, que son: la parte económica, la parte militar, el comercio internacional y las colonias. El juego se divide en estos aspectos. Mediante un botón grande en la parte superior derecha podremos alternar entre los diferentes modos para que podamos gestionar cada uno de los aspectos por separado y sin mezclar el «tocino con la velocidad». Todos los jugadores hacen su turno al mismo tiempo para evitar tener que esperar a que cada uno haga su turno, lo cual parece una buena idea pero tiene el riesgo de que movamos unidades de región y no alcancemos a nuestro objetivo hasta coincidir en el movimiento. Hay que dejar claro que cada turno nos puede llevar bastante tiempo en función del imperio que controlemos y lo detallistas que seamos con cada una de las regiones o las necesidades que tengamos de reestructuración militar.
La parte más importante quizá, y de la que dependerá todo lo demás, es la económica. Para entrar en este modo basta que pulsemos el botón hasta que aparezcan las cajas y los barcos. Cada región produce sus propios productos y no todas las regiones tienen la misma capacidad de producción. Estados Unidos y Gran Bretaña por ejemplo son mucho más eficientes ya que son potencias en crecimiento con un sistema de transportes e industrialización potentes. En cambio veremos como la Rusia zarista produce poco debido a su pobreza y su escasa industrialización, aunque se compensa con un amplio territorio. Como es lógico las producciones se pueden mejorar, pero no será sencillo y necesitaremos muchos turnos para cambiarlo todo (como si de la vida real se tratase). La manera más rápida de mejorar las cosas es ampliando la red de transportes, pero tiene un coste importante.
En cada región podemos modificar las estructuras y añadir nuevas minas de carbón por ejemplo. Para ello es muy importante (por experiencia os lo digo) que pulséis sobre el botón de engranajes que hay a la izquierda del de alternar los modos (alt+F2) o de otro modo os ocurrirá como a mí, que por despiste o por lo que sea, no supe enterarme al principio. Al pulsar este botón entramos en el modo edición y podremos modificar, añadir, parar, etc, cada una de las estructuras de una región. Ello supone que tendremos mucho trabajo por delante si queremos dejar todas las regiones perfectamente ordenadas en cada turno y que hay que pensar bien en lo que supone cada cambio para no quedarnos sin materias o sin energía. En este sentido es importante saber que los programadores se han portado bien y al comenzar el juego todo está en orden y sin problemas, las regiones abastecidas y las tropas bien alimentadas, así que si algo va mal será únicamente por nuestra culpa.
Otro de los puntos que habremos de tener en cuenta como el lógico es el de los ejércitos. En este sentido, es mejor comenzar con escenarios de batalla más pequeños en lugar de hacerlo con la gran campaña de 1850-1920. No se manejan unidades sueltas, sino batallones enteros de soldados que a su vez se dividen en regimientos. Podremos agrupar fuerzas y separarlas según nos convenga, teniendo en cuenta diferentes factores y algunas limitaciones como son los puntos de mando de un general. Hay que estar atento por ello para evitarnos penalizaciones producidas por asignar 30.000 soldados a un capitán inexperto.
El sistema para modificar soldados es bastante parecido al modo económico: basta que pulsemos el botón hasta el modo militar y el mapa cambiará para mostrarnos la información que nos interesa, dejando en segundo plano todo lo demás. A partir de ahí podremos ver cada uno de nuestros batallones repartidos por el mapa. Podremos administrarlos, comprobar su estado de ánimo, sus provisiones, los puntos de ataque…todo con mucho detalle, incluso podemos ver la vestimenta de las unidades y el nombre del general, conde o duque que lo dirige. Es como sabréis apreciar de vital importancia el tema de las provisiones, el descanso y la experiencia. Unas unidades con pocas provisiones o que han estado sometidas a mucho movimiento y lucha tendrán menos puntos que aquellas que estén en estado perfecto y bajo las órdenes de un general.
Mover las tropas es lo más sencillo y tal vez lo más edificante de todo puesto que es lo que decidirá nuestras conquistas. Basta que arrastremos la ficha de batallón al lugar que deseamos y una línea roja nos indicará que la orden de movimiento está dada y se ejecutará al terminar turno. Es muy importante decidir si movemos las tropas simplemente dentro de una región o si también queremos que entren en una ciudad. En este sentido hay que tener cuidado si no queremos problemas de defensa ya que las ciudades ofrecen protección extra. También puede ocurrir que por descuido pongamos a las tropas a defender una mina en lugar de una ciudad. Podemos también mover sólo una parte del batallón para separarlo y dejar una parte atrás.
Para añadir nuevas tropas tenemos que pulsar de nuevo el botón engranaje. Veremos aparecer las unidades en la parte inferior y ello nos permitirá colocarlas. Cuando escogemos una unidad el mapa cambia sus colores. Cada región se pone en verde o rojo indicando si hay posibilidad de crear esas tropas en un lugar o en otro. Las tropas que creemos tardarán unos cuantos turnos en estar listas del todo, es decir, las tendremos disponibles pero serán inexpertas y vulnerables hasta que haya pasado un tiempo como el lógico. Para atacar el sistema también es arrastrar el batallón hasta donde está el enemigo, pero es muy importante poner a nuestro batallón en modo ataque si queremos batalla. Una vez se ha realizado el turno veremos un informe de batalla, que pueden ser unos cuantos si hemos movido muchas tropas, en el que veremos las unidades que hemos derrotado y obviamente si hemos ganado o perdido. Hay que avanzar en este sentido que está bastante bien hecho puesto que no se reduce a números, o sí, pero hay una gran cantidad de factores en juego en cada batalla que hacen que los puntos que tiene cada batallón sean más bien informativos. El clima o el terreno influirán bastante en el resultado de una batalla por lo que es importante observarlo.
Dominar todo nos costará bastante y he de decir que yo no he conseguido dominar la mitad de las cosas aún, por lo que os recomiendo que os lo toméis con calma e interés salvo que seáis unos auténticos especialistas y en dos minutos lo tengáis dominado.
El comercio internacional es vital también ya que nos permitirá obtener materias primas y manufacturas que de otra forma jamás se conseguirían. A través de los filtros de color podremos ver con qué países podemos comerciar y con cuáles no (los que están a rayas). Cada país nos ofrece unos productos y unos precios diferentes como es lógico. También está el apartado de nuestras colonias, que deben estar bien conectadas con la metrópolis si pensamos que sean eficientes para nosotros. En el tutorial por ejemplo se pone el caso de Sudáfrica, que está conectada con barcos perfectamente con Gran Bretaña. En las colonias también podemos crear estructuras, pero teniendo en cuenta las capacidades de las regiones (algo parecido a puntos de mando).
Así pues, podéis ver que es un juego complejo, que os llevará bastantes horas controlar, pero del que se puede disfrutar mucho aprendiendo de paso los sucesos históricos que acontecieron en aquellos ya lejanos tiempos. Espero que a partir de este salga una segunda parte que llegue hasta la Segunda Guerra Mundial porque puede ser más interesante aún que este.
Los gráficos del juego no son especialmente complicados ya que como he dicho, se basa en el mapamundi. No veremos acción, sólo gestión, aunque hay que decir que todos los detalles están bastante cuidados: desde el puntero del ratón en forma de horno industrial de carbón, hasta los trenes y barcos que vemos moverse por el mapa, se observa que se ha puesto cuidado. El juego responde bastante bien, aunque hay que entender que en el momento en que pulsamos el final de turno la cantidad de datos y movimientos que se producen hacen que tarde un poco. El movimiento del mapa es bastante fluido, aunque a veces cueste hacerlo como queremos. Lo único que encontraremos especialmente lento es el inicio del juego, aunque todo depende de nuestra máquina como siempre.
Un aspecto que llama poderosamente la atención es la música. Sorprende mucho escuchar un repertorio de fanfarrias y marchas militares, de esas que siempre oímos por la televisión pero en las que nunca nos llegamos a fijar. En cada país la cosa cambia y algunas de las canciones son incluso divertidas de escuchar. En este sentido, todo dependerá de lo que nos guste este tipo de música pero el asunto es que está bien pensado y utilizado.
Y creo que poco más se puede añadir sin extendernos demasiado, todo lo demás ya lo tendréis que descubrir vosotros con el paso del tiempo ya que creo que el juego esconde sorpresas que sólo las horas de juego pueden descubrir.
Conclusión
Este juego promete muchas horas de entretenimiento para todos los que nos guste la historia contemporánea, la estratégia por turnos y tengamos tiempo de aprender a dominar Pride of Nations. Tras un comienzo algo dubitativo se puede ver que es un buen juego, aún mejorable mediante actualizaciones, pero con una base buena.
El control que ofrece sobre todos los aspectos económicos unido a la posibilidad de controlar un imperio tan enorme es una apuesta arriesgada pero que permite sentirse como un auténtico comandante o presidente. Todo en conjunción nos introduce en una época de vital importancia para lo que es hoy en día el mundo.
Además se abre la puerta para una segunda parte que abarque hasta la Segunda Guerra Mundial que desde luego no nos querríamos perder.
Lo mejor:
- Gran control de la nación con opciones muy amplias.
- Detalles y música muy cuidados. Fidelidad histórica.
Lo peor:
- Falta de algo de movimiento, algún vídeo, alguna animación más.
- Muy complejo hasta que se domina, las dimensiones son muy grandes.
- Algo lento el inicio del juego.
tu_79 says
Probé a jugarlo hace un tiempo, y soy fan de juegos como el Victoria, así que pensé que éste me gustaría. Lo veo más complejo y más correcto. Sin embargo en mi ordenador era excesivamente lento. No sólo se tarda una eternidad en decidir las acciones que vas a tomar, sino que el juego, entre turno y turno, mientras calcula, te da tiempo para leerte un libro o dos. Al final, con cierta tristeza, lo tuve que desinstalar.