No hay ninguna duda que el primer Dead Rising causó muy buena impresión en la crítica (las casi dos millones de copias vendidas en una sola plataforma, pues el juego fue exclusivo para la 360, hablan por sí solas). No es la primera vez que un título que empieza siendo un experimento (en este caso para adentrarse en la nueva generación) acabe convirtiéndose en un verdadero éxito y, por consiguiente, en el inicio de una saga (otro claro ejemplo que me viene ahora mismo a la cabeza es el maravilloso Portal).
Conocedores del potencial de ese primer título y con unas bases que bebían descaradamente de las fuentes del cineasta del género zombie por excelencia, George A. Romero, la gente de Capcom encargó la secuela a los canadienses Blue Castle Games, un modesto estudio cuya creación más relevante había sido un simulador de béisbol para 2K llamado The Bigs. El resultado lo conocemos todos, un notable juego que superaba en todos los aspectos la aventura original.
Un año después de su salida nos llega esta suculenta “expansión” de Dead Rising 2, llamada Off The Record, y que nos propone un interesante “What If” del mencionado título original, es decir: ¿Qué hubiera pasado si Dead Rising 2 lo hubiera protagonizado el periodista Frank West en vez del motorista Chuck Greene?
Una estrategia que, viniendo de Capcom, no nos sorprende en absoluto (considerados, por méritos propios, los reyes de las reediciones, revisiones y añadidos a sus títulos). Ya sacaron un DLC a modo de precuela de la segunda parte, Case Zero (exclusivo de 360), en el que se narran los pasos previos de la historia de Chuck Greene, y lo volvió a hacer posteriormente, con un nuevo DLC llamado Case West a modo de epílogo (y mejor me evito mencionar el port de la primera parte a Wii). Pese a ello, no vamos a engañarnos que este Off The Record es lo que muchos esperábamos de la secuela de Dead Rising, y que al final tuvimos que conformarnos con un nuevo protagonista. Y es que la huella que dejó el carismático y gracioso Franc West era imborrable, de ahí que vieran un buen filón con este título que se mueve entre el umbral de expansión autojugable y Spin-Off.
Lo primero que hay que destacar de este título es que se trata del mismo Dead Rising 2 pero visto desde una nueva y más cachonda perspectiva. Esto implica volver a recorrer Fortune City, ver a los mismos personajes y situaciones, y volver a realizar las mismas misiones (principales y secundarias) que el Dead Rising 2 original, salvando escasas novedades (un par de psicópatas y un escenario nuevo, Uranus Zone).
El hilo argumental continúa los sucesos acontecidos en el DLC Case West, y nos cuenta como el bueno de Frank pasa de ser una estrella, después de su exitoso reportaje acerca de los acontecimientos de Willamette, a convertirse en un mindundi que le han cerrado su propio programa debido a la mala audiencia y con una reputación ya por los suelos. Nuestro protagonista se ve obligado a participar en el espectáculo “Terror is Reallity” para sacarse unos dólares, presentado por un estrafalario y chulesco presentador que se hace llamar TK, con unos intereses oscuros que no tardaremos en desvelar. Como todos sabemos, una explosión en el programa provoca el altercado que libera a los zombies amenazando todo el complejo comercial y obligando a nuestro protagonista a resguardarse en un refugio junto con algunos supervivientes, que a partir de ese momento y hasta que llegue la caballería (72h) será nuestro cuartel general, desde dónde recibiremos órdenes y pondremos a buen resguardo a personajes no infectados que sobreviven por la ciudad.
Como veis, existe cierto paralelismo con la historia de Chuck Greene. La historia y los hechos que suceden apenas han cambiado, eso sí, con otras motivaciones (aquí tendremos que ir en busca del ansiado medicamento Zombrex para nosotros mismos, ya que nuestro protagonista está infectado y necesitará su dosis cada 24 horas) y nuevas conversaciones, pero en definitiva lo mismo, hasta el punto de tener la sensación de estar jugando al mismo juego.
La característica principal que destaca en este nuevo juego es, sin duda alguna, esa fantástica cámara que lleva nuestro protagonista en todo momento, y que nos proporciona esa interesantísima alternativa jugable. Al igual que en el primer Dead Rising, no todo será reventar cerebros, sino que deberemos conseguir las mejores y más disparatadas instantáneas (dramáticas, de terror, humor, eróticas o combinaciones de estas).
Otro de los aspectos que diferencian este juego del original radica en el control de nuestro protagonista, radicalmente distinto al del motorista. Frank West ha ganado algunos kilitos debido a la buena vida, por lo que sus movimientos son algo más lentos y sus ataques se basan en el cuerpo a cuerpo a raíz de su afición a la lucha libre. Movimientos que nos recuerdan enormemente a nuestro querido alcalde Haggar (de Final Fight), con puñetazos, súplex, rodillazos, un movimiento brutal llamado aplastacaras (saltamos y agarramos la cara del zombie para estamparla contra el suelo, de ahí el nombre) y un largo etcétera, amén de esa desternillante instantánea, donde cogemos al zombie por banda para hacernos una divertida foto con él (brutal).
En un principio, las acciones son básicas, como correr, saltar o golpear (fuerte o rápido), pero conforme evolucionamos dicho personaje, el repertorio de acciones mejora sustancialmente, pudiendo asestar patadas voladoras o pisotear en el suelo. También incrementará la barra de energía y el inventario, pudiendo cargar con bastantes objetos o armas (aunque se echa de menos un inventario como en Resident Evil o el reciente Dead Island).
Las misiones las podemos escoger a nuestro antojo gracias al terminal móvil. Será entonces cuando en la pantalla principal aparezca una flecha-guía que nos dirige al objetivo de la misión. Aparte, tenemos las misiones secundarias, que consisten en el rescate de supervivientes para llevarlos al cuartel, o acabar con algunos lunáticos. Las opciones jugables son múltiples y nunca nos aburriremos, podemos acometer las misiones o bien dedicarnos a machacar enemigos. Podemos visionar alguna película corta de cine que nos aportará experiencia, o vestirnos en las tiendas de la manera más delirante (¿he dicho SexShop?) o bien recoger distintos carteles que nos muestran combos de armas, o incluso portadas reales de la revista Playboy. También tenemos pequeños minijuegos como tragaperras, minigolf o pequeñas atracciones dónde conseguir dinero extra.
Siguiendo la línea humorística del primer Deadrising, el cachondeo está presente a cada paso (verdaderamente, Frank West es un cachondo). Desde el comportamiento de algunos personajes, de algunas situaciones surrealistas, anuncios, pancartas, comentarios o hasta en las propias armas; muchas de ellas con un diseño tan exagerado como devastador (especialmente las combo, que por cierto, han añadido algunas nuevas), y otras menos eficaces pero que por su propia ubicación y naturaleza resultan algo grotescas. Pese que en DR2 este componente cómico también estaba presente, el carácter serio del Chuck Greene echaba por tierra todos estos esfuerzos.
En este Off The Record, se ha incluido muy acertadamente un modo Sandbox que permite al jugador explorar libremente la ciudad de Fortune City sin límite de tiempo. Se nos proponen una serie de misiones con un límite de tiempo para cumplirlas; desafíos de todo tipo, desde tomar fotos o matar zombies de una forma concreta; hasta reunir tantos zombis o adquirir tantos masajeadotes (u otros objetos) como podamos en el tiempo establecido. Esta modalidad puede jugarse en cooperación con otro jugador (llevando el control de nuestro querido Chuck Greene), lo que aumenta exponencialmente la diversión, y además, el dinero y la experiencia obtenidos se mantienen en el modo historia.
Técnicamente estancado
A nivel técnico, poco o nada que comentar con respecto a lo ya visto en Dead Rising 2, dado que el motor del juego es el mismo, ofreciendo unos gráficos notables: animaciones, diseños y expresiones de los personajes bastante logradas, especialmente las del protagonista y las de algunos enemigos principales. Cabe destacar la variedad y el trabajo de los zombies, que se ha visto ligeramente ampliada respecto DR2, igual que las armas y los trajes. Los escenarios son exactamente los mismos, salvo una zona nueva llamada Uranus, decorada con motivos extraterrestres y galácticos, por lo que en este aspecto, el trabajo ha sido mínimo.
Teniendo en cuenta la gran cantidad de zombies que se llegan a visionar en pantalla, no existe ninguna ralentización destacable, excepto cuando cogemos algún vehículo rápido. Puntualmente, en momentos de mucha carga en pantalla, surge cierto popping, que aunque en ocasiones es algo cercano, no llega a comprometer la jugabilidad. El punto más negativo del juego, sin duda, siguen siendo los tiempos de carga entre escenarios, que truncan bastante el ritmo y la acción del juego. Un aspecto imperdonable ya que fue el punto más criticado del anterior juego y ni se han inmutado en corregir (simplemente se han limitado a instalar unas cuantas Gigas en nuestro disco duro para disimularlas, con un resultado bastante cutre y que roza la mediocridad).
Pese a contar con unas buenas voces, el título tampoco está doblado al castellano (algo habitual en los títulos de Capcom), y nos deberemos conformar con los subtítulos. Los sonidos FX están logradísimos, y muchas veces potencian la sensación exagerada y socarrona del juego. Si no fuese por los gemidos guturales de los zombies, daría la sensación de estar en un casino real (tragaperras, monedas…). Las melodías del juego son acertadas y variadas, con todo tipo de géneros, como versiones rockeras, hawaianas, techno, etc., dependiendo de la estancia dónde estemos, adaptándose bien al desarrollo del juego.
Otro de los lastres del anterior juego, esos esporádicos y mal repartidos puntos de guardado, se ha visto subsanado con puntos de control automáticos, donde si nos matan, podremos elegir cargar una partida guardada o bien reiniciar desde el último punto de control.
Siguiendo la tendencia del género, y de una forma idéntica al juego original, vemos como la IA de los zombies no es muy elevada, entendiendo que los creadores han tomado como referencia el tópico del género cinematográfico de la torpeza y lentitud de éstos, por lo que quizás no es algo a reprochar.
Conclusión
La propuesta de Capcom es una vuelta de tuerca teniendo en cuenta las peticiones de los fans, el notable Dead Rising 2 protagonizado por el héroe original Frank West, repitiendo fórmula pero con esa fantástica jugabilidad que nos otorga la cámara de fotos.
Más allá del argumento, nos encontramos con más de lo mismo, tanto a nivel técnico como jugable, y la sensación de estar jugando a Dead Rising 2 es inevitable, así que si ya lo jugasteis en su momento, este título carece de interés, puesto que las escasas novedades no son lo suficientemente atractivas como para hacerse con él. Sin embargo, si no lo disfrutasteis en su momento, yo me tiraría a por él de cabeza, ya que la historia y el carisma de Frank West enganchan más que la de Chuck Greene y su hija Katie.
Lo mejor
- La ironía y el carisma de Frank West
- La jugabilidad que ofrece la cámara
- Infinidad de armamento (cualquier cosa vale para hostiar zombies)
- Humor y sangre a raudales
- El precio
Lo peor
- Sigue arrastrando fatídicos tiempos de carga
- Escasas novedades, poco recomendable para quienes ya disfrutaron de Dead Rising 2
- Una vez más, el juego no viene doblado
Laocoont says
Vale me lo habéis vendido….ahora debo ahorrar más dinero para poder jugarlo…malditos!