Muchos juegos nos dicen eso de «las decisiones cambiarán la historia», y a la hora de la verdad, no suelen afectar tanto. Igual jugamos un nivel A o el B, pero cuesta ver cómo hemos moldeado dinámicamente la historia. Bueno, pues eso es lo que quiere remediar The Last Oricru, y por lo probado en la Gamescom, no van por mal camino. Sí, estamos ante un RPG de acción muy, muy ambicioso… Y que cómo no, cumplirá con la ya clásica tradición del «eurojank«.
Como los últimos supervivientes de unos exploradores, estamos atrapados en este mundo que mezcla lo medieval con ciertos elementos de ciencia ficción. Dos razas están en guerra, y en nuestra mano estará cómo se desarrollará el conflicto. Porque aquí no habrá decisiones buenas o malas. Simplemente, serán acciones, que cómo no, tendrán sus consecuencias. Este es uno de los mayores atractivos de The Last Oricru, pero ciertamente no será el único.
El juego recordará tu elección
Como si un juego de Telltale Games se tratase, The Last Oricru va a seguir muy de cerca todas nuestras acciones. ¿Cómo llegará a afectar? A todos los aspectos posibles. Aliados pueden ser enemigos en otra partida. Nuestro bando favorito puede descubrirse como unos auténticos monstruos en otra, mientras que en alguna podremos intentar ayudar a buscar una solución lo más pacífica posible.
Al menos, esta es la teoría, claro. Para comprobarlo, el equipo de GoldKnights y Prime Matter nos mostraron varias partidas guardadas para ver lo diferente que puede ser un punto álgido entre el conflicto. ¿Somos aliados de los humanos o de las rata gigantes? Esto determinará si atacamos la ciudad o la defendemos. Si arrancamos en el castillo o desde las alcantarillas.
Qué aliados tenemos, cómo se plantea el conflicto y cómo lo podremos resolver variará notablemente para cada jugador. Ya en la demo tomamos varias decisiones que luego afectaron a los siguientes compases, como perdonar a un oponente para intentar encontrar una ruta más pacífica en esta cruenta guerra. Nuestros aliados humanos no lo vieron con buenas hojas, empezando a tener asperezas con ellos. Para mostrar la fortaleza de los humanos, luego vi a uno de los lugartenientes en una matanza como pocas, digna de un verdadero villano. A cambio, nos habíamos ganado un poco de simpatía con el otro bando, para quizá hacer de intermediario.
El Souls-jank en su estado más puro
Pero claro, no estamos ante un RPG solamente narrativo, sino ante uno donde también nos vamos a liar a tortas con los enemigos. Aquí The Last Oricru se fija notablemente en Dark Souls. Tenemos el mismo sistema de control, de resistencia, y cada golpe pega muy fuerte. De unos pocos espadazos moriremos, y lo mismo ocurre para el enemigo. Aun así, somos bastante más ágiles que en los Souls, y hasta podremos saltar. Esto se aprovecha para esconder secretos en zonas bastante curiosas… Y donde la muerte acecha si no podemos saltar en condiciones.
De hecho, me sorprendió la verticalidad de los escenarios. Al menos, en las áreas jugadas, ya que estamos ante un RPG que se dividirá en zonas amplias/pseudo-lineales en vez de un amplio mundo abierto. La parte que jugué tenía varios saltos mientras nos movíamos por los muelles, pasando por encima del mar para no caer, ya que tanta armadura nos impide nadar. O es una excusa que me he inventado para que aquí este aguerrido luchador no pueda pegarse un bañito.
¿Os acordáis que hablaba antes del eurojank? Es el término con el que se suele hablar de los RPGs europeos que tienen varios problemas, falta de pulido, animaciones y diseño algo extraños, etc. Vamos, los Risen, Gothic o ELEX de turno. The Last Oricru va a entrar de lleno en esta categoría, ya que todo se ve bien, pero al mismo tiempo, tiene cierto toque cutre. Le da encanto, pero por ejemplo, estas secciones algo plataformeras como que no encajaban muy bien. Por suerte no morí, pero las zonas por las que nos movemos son tan pequeñas, que es absurdo para unos controles que no son los más precisos del mundo.
Al combatir ocurre lo mismo. Los enemigos se mueven, pero de forma algo robótica. En los diálogos los modelados tampoco son para echar cohetes, y hay muchos elementos donde se van a ver bugs y cositas así. Es algo muy propio del género y no se lo echo en cara. Creo que ya se ha quedado como un término cariñoso, o al menos, a mí me gusta verlo así. Porque esta ambición se paga por algún lado, y me encanta cuando un juego va a por todas.
La armadura me la dejas al salir, que sólo es un préstamo
Otra característica muy atractiva de The Last Oricru es su modo cooperativo. Es un «drop in, drop out», por lo que en cualquier momento, un amigo podrá unirse a jugar tanto en local como online. Esto es genial, porque un RPG así con un amigo siempre se disfruta más. Estuve jugando toda la demo a pantalla partida (sí, también en PC), y se ganan muchas posibilidades en el combate.
Por ejemplo, uno puede ser un mago para atacar a distancia, mientras el otro sirve de avanzadilla, llamando la atención del enemigo para así crear un tándem indestructible. Es también una forma inteligente de poder reducir la dificultad (además de con las opciones que hay), por si nos atascamos en una fase o un jefe final.
Aun así, este cooperativo tiene ciertas particularidades. El invitado no tendrá nada propio para su partida. De hecho, el inventario es compartido. ¿Se nos une un amigo? Más nos vale tener una espada y armadura de sobra, o le tocará ayudarnos a puño limpio y en cueros. Con las decisiones ocurrirá lo mismo, al tener el anfitrión de la partida la voz cantante. Cuando nuestro compañero nos abandone, todo se quedará en nuestro inventario, y él no se llevará nada. Así que, el cooperativo está pensado más para apoyarse entre los amigos, o comprobar cómo alguien lleva su mundo de The Last Oricru frente al nuestro. Nada de progresar los dos a la vez.
Fantasía y ciencia ficción a la vuelta de la esquina
Lo mejor es que podremos comprobar si todas estas promesas de una historia dinámica e interesante se cumplen muy pronto. The Last Oricru estará disponible el próximo 13 de octubre, y personalmente, me ha dejado con ganas de más. Sé que el juego no se va a llevar ningún premio, tendrá bugs, el combate será cutrillo y mucho más. Pero GoldKnights está creando algo ambicioso, interesante y con personalidad. Viva el eurojank y vivan los RPGs europeos tan únicos como divertidos.
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