Los Metroidvania están a la orden del día. Es uno de los géneros más populares, lo que se ha visto reflejado en montones de Metroidvanias. Desde algunos más AAA, hasta lo más común: los indies. Aquí hay verdaderas joyas, y es donde entra Curse of the Sea Rats. La obra de Petoons Studio nos tiene encandilados desde su anuncio, así que no dejé pasar la oportunidad de probar el juego durante la reciente Gamescom.
Uno de los puntos más destacados del juego es lo primero que se ve: su apartado artístico. El equipo ha hecho todos los dibujos a mano, para emplear animación tradicional en todos y cada uno de los personajes. ¿El resultado? Un Metroidvania que entra por los ojos desde el primer momento. Pero su magia no acaba ahí, ya que tiene otro as bajo la manga: ¡el cooperativo local! Porque si hay que luchar contra ratas piratas, mejor hacerlo en compañía.
La maldición de la Perla Rata
Pero antes, a ponernos en situación. Somos unos prisioneros del Imperio Británico, pero de repente tenemos la oportunidad de oro para ganar la libertad… Aunque no de una forma muy ortodoxa. Una bruja pirata ha encantado todo nuestro barco, convirtiéndonos en ratas, y así acabamos naufragando. El Imperio nos da la opción de ir a derrotar a la bruja para así recuperar nuestros cuerpos, ya que si morimos, no suponemos una gran pérdida. Si vencemos, no sólo seremos humanos, sino que además seremos libres. ¡Al ratordaje!
Antes de empezar nuestro viaje en Curse of the Sea Rats llegará la primera gran decisión. Podremos escoger entre 4 personajes, cada uno con sus propias estadísticas, movimientos y afinidades elementales. Al poder jugar en cooperativo (sólo local, nada de online), cada jugador tendrá su rol en el equipo. Uno será una especie de tanque, pudiendo proteger a los demás, mientras que otros se basarán más en el daño directo.
Jugar con más gente es un maravilloso caos. Aquí el juego casi parece transformarse en un beat’em up donde se llena la pantalla de enemigos, trampas y muchos otros peligros. A soltar mamporros ayudándonos de los aliados y no parar de usar nuestras habilidades especiales.
Explorar, matar y ratear
Pero claro, Curse of the Sea Rats sigue siendo un Metroidvania. Uno con grandes dosis de RPG. A medida que vayamos matando enemigo, subiremos más y más de nivel. Cada rata tendrá su propio nivel, y la experiencia es compartida. ¿Resultado? Tendremos que «competir» por subir de nivel a nuestro personaje. O llegar a un acuerdo civilizado entre piratas. Lo que sea más posible.
Aquí me entra la preocupación de que el juego se base demasiado en el farmeo. Al jugar entre varios, era posible ir reanimándonos para seguir en el combate. Esto era esencial, ya que tanto los enemigos como las trampas hacían mucho daño. De hecho, el primer jefe final del juego nos dio para el pelo y sobrevivimos a duras penas. Eso que todavía el tema de las debilidades elementales no se ha explotado del todo al ser el inicio del juego.
¿Cómo habría sido esto en solitario? Espero que el juego se equilibre en función del número de jugadores, o veo que puede volverse un poco frustrante al jugar solo. O como poco, frenar bastante el progreso para obligarnos a farmear enemigos para hacer evolucionar a cada una de las ratas.
Un Ratoidvania que engancha
La gente de Petoons Studio y PQube tienen una mano ganadora con Curse of the Sea Rats. Visualmente es espectacular, y al jugar con amigos está claro que nos lo vamos a pasar muy, muy bien. Explorar este mundo de pi-RATAS va a ser de lo más adictivo, gracias a su unión de plataformeo y combates. Al sumarle ese toque casi de beat’em up multitudinario con amigos, la diversión se dispara, pero con el girito de esa gran exploración típica de los Metroidvania.
Si todo va bien, este prometedor «Ratoidvania» estará disponible a principios de 2023 para PS4, PS5, Xbox One, Xbox Series X/S, PC y Nintendo Switch.
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