Una saga que esta generación ha ido dando tumbos sin marcar un rumbo fijo ha sido Need for Speed, con que había ganas de ver cómo Electronic Arts intentaría re-conducirla por el buen camino este año, aprovechando el 25 aniversario de la franquicia. La respuesta ha sido Need for Speed Heat, desarrollado nuevamente por Ghost Games, y que no solo se presentó durante la reciente Gamescom 2019, sino que también se pudo probar.
En esta ocasión, vamos a tener una mezcla de carreras legales e ilegales, con la vuelta del tuning y las persecuciones policiales. Todo en la ciudad de Palm City, que es Miami con otro nombre básicamente. La demo disponible consistía de tres partes, que se sucedían en cadena para ofrecernos un poco de todo lo que disfrutaremos a partir del próximo 8 de noviembre.
La primera parte era el tuning, algo que los fans de la saga estábamos deseando volver a ver, ya que la sombra de los Underground todavía se notan. Las buenas noticias es que las posibilidades de tuning en Need for Speed Heat van a volver a ser enormes, pudiendo modificar todos los parachoques, las luces, partes de los laterales, capós, alerones y un largo etcétera de partes visuales más. Lo bueno es que, en esta ocasión las piezas no se desbloquearán mediante cajas de loot (que en teoría, no habrá en el juego), sino que las tendremos que comprar con el dinero obtenido en las carreras legales, después de haberlas desbloqueado con la reputación de las carreras nocturnas.
No solo podremos personalizar al coche de montones de formas, sino también a nuestro piloto. Esto es algo cada vez más común, para que cada jugador se logre expresar al máximo (también ocurría en Forza Horizon 4), habiendo también bastantes opciones de ropa (con marcas reales), peinados, etc.
Vamos, esta primera parte aprueba con nota, ya que a poco que tengamos tantas opciones como en el coche de la demo, el tuning estará bien en Need for Speed Heat. De aquí saltábamos a una carrera legal durante el día. Esa parte de legal es importante, ya que competiremos en carreteras cerradas, sin ningún tipo de tráfico ni ninguna otra distracción. Seremos nosotros, nuestro coche y nuestros rivales, decidiendo que la habilidad al volante decida al ganador.
En estas pruebas obtendremos dinero, mientras que luego en las carreras nocturnas, nos pasaremos al lado ilegal. Aquí no competimos por dinero (en principio), sino por reputación, que servirá para desbloquear nuevos elementos a comprar. Al ser carreras ilegales, habrá tráfico con el que poder tener un accidente (o causarlo), y la policía estará ahí para perseguirnos.
El tema de las persecuciones también me gustó, ya que los policías eran bastante agresivos, de modo que podían dar un buen vuelco a la carrera, ya que además, cuanto más agresivos seamos contra la policía, más patrullas nos perseguirán. Esto tiene el lado bueno de que ganaremos más reputación, pero también ponemos más en riesgo si nos cogen.
Una cosa que me gustó de estas carreras nocturnas es que no se desarrollan en circuitos cerrados. Sí, hay indicadores que nos marcan por dónde llegar a los checkpoints, pero si queremos, podemos ir por otro camino. En esta demo, al no conocer el mapa, no era nada recomendable, pero será una táctica en la versión final, con que si un policía nos impide coger una salida, quizá no sea el final de la carrera para nosotros.
Hablando de acabar competiciones, al acabar la carrera, si estábamos en una persecución, nos tocará zafarnos de la policía para poder ganar la reputación obtenida por la posición en la carrera y la propia persecución. Aunque ojo, que ir muy a lo Fitipaldi no es bueno, ya que en Need for Speed Heat el coche se irá rompiendo. Nos tocará pasar por una gasolinera para repararlo, como en los juegos clásicos.
Como podéis comprobar, a nivel de estructura estamos ante una mezcla curiosa entre varias entregas de la saga. La parte de carreras legales me recuerda mucho a Need for Speed Shift, mientras que el tema de las carreras ilegales y la reputación que podemos perder es calcado a Need for Speed Rivals. Luego, tenemos el tuning de Need for Speed Underground y por lo que comprobé al chocarme contra pequeños elementos del escenario, las físicas de destrucción de Forza Horizon. Es una amalgama curiosa, que tiene bastante potencial.
Potencial, ya que todavía hay ciertas cosas por pulir. A nivel de físicas, el juego me gustó, ya que el tono era arcade, pero los coches tenían peso, por lo que eran maniobrables. El problema a la hora de conducir era el rendimiento, ya que la versión que pude probar (creo que era la de PS4, al jugar con un Dualshock 4) pegaba unos tirones de mucho cuidado. Que el juego apueste por los 30 FPS no me molesta, pero si no son estables, sí que se nota.
A cambio, Need for Speed Heat mostraba un aspecto visual sencillamente increíble. La sensación de velocidad era apabullante, y los modelados de los coches eran geniales. Pero quizá lo más sorprendente de todo era la iluminación, con mucho neón y reflejos en superficies, lo que le da al escenario ese toque de Miami algo ochentero, que personalmente, me encanta.
En definitiva, esta primera toma de contacto con Need for Speed Heat deja buenas vibraciones, aunque todavía es pronto para sacar conclusiones sobre si esta será una buena forma de celebrar el 25 aniversario de la franquicia o no. La premisa es bastante atractiva, el tuning parece completo, la conducción tiene unas físicas arcade bastantes buenas y visualmente es muy espectacular. Sin embargo, temas como el rendimiento siguen por mejorar, y eso es algo crucial para ofrecer una experiencia óptima a los usuarios. Si Ghost Games logra cumplir todas las promesas y optimiza mejor el juego, puede que Need for Speed vuelva por la puerta grande este próximo 8 de noviembre, y como fan de la franquicia, cruzo los dedos para que así sea.
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