Mimimi Productions os brindará la oportunidad más adelante este año de convertiros en una especie de mono y luchar en un mundo donde la creatividad se ha visto reemplazada por el conflicto y sus regiones se están separando por color y enfrentándose entre si. The Last Tinker: City of Colors usará esta alegoría antirracista para el disfrute de la familia en un juego para PC, Mac y Linux.
La preview que hemos podido disfrutar para escribir este avance comprende el inicio del juego. Koru, es el típico personaje humilde que termina resolviendo los problemas del mundo acompañado de una especie de cerdo volador, llamado Tap. Este último es el que realiza toda la comunicación con los coloridos personajes del mundo se realiza mediante nuestro acompañante, mientras que Koru no abre la boca, es un personaje de pocas palabras. Esta parece una elección de diseño un tanto extraña ya que, al menos en esta primera parte, no facilita que no nos involucremos emocionalmente con Koru.
The Last Tinker: City of Colors es una mezcla de acción, plataformas y puzles. En esta primera parte debemos realizar varias tareas con el objetivo de conseguir el dinero para participar en una carrera. Una de las tareas es entrenarse para luchar, donde aprenderemos las técnicas básicas del combate. La otra es más bien un rompecabezas donde debemos ir guiando usando nuestros silbidos a un extravangante personaje para activar una especie de setas. Suena extraño. Y lo es.
El problema radica en que ninguna de las tareas es especialmente interesante. El combate es simplón y casual, donde con un botón atacamos y el otro permite desplazarse rápidamente en cualquier dirección para esquivar algún golpe o atacar rápidamente. Pulsando repetidamente podemos hacer combos. La otra tarea, el rompecabezas, es un tanto repetitivo. Hay que tener en cuenta que, además, los desarrolladores han creado un sistema para hacer que las partes que requerirían de otro modo bastante habilidad, como el saltar entre pequeñas plataformas sobre el agua, se puede hacer automáticamente manteniendo apretado otro botón. No tengo muy claro si este sistema me gusta, aunque igual sin esto el control de Koru sería casi imposible al no ser tremendamente preciso. En todo caso, esto convierte al juego en algo mucho más asequible aún.
Aunque podemos ignorar la falta de profundidad y conexión emocional, algo que si que puede ser molesto es el control de la cámara. El ángulo no siempre facilita que veamos lo que sucede y puede que debido a eso cometamos algún error. Si caemos al agua, o nos pinchamos con alguna planta, por ejemplo, perdemos un orbe de vida. Si los perdemos todos deberemos repetir desde el último punto de guardado, que en la preview están bastante seguidos. El sistema es generoso y da bastante espacio a cometer errores.
El mundo de The Last Tinker, sin embargo, es entrañable y visualmente atractivo. Paletas de colores supersaturados y pintorescos personajes. Los diálogos suceden a modo de bocadillo de cartón, con una especie de murmullos y gruñidos acompañando las palabras escritas. En este sentido, la interacción funciona bien teniendo en cuenta el bajo presupuesto detrás del juego.
De alguna forma, tengo la sensación que la preview es simplemente una pequeña parte y no totalmente representativa del producto final. Termina en el momento más interesante de la historia e intuyo que más adelante algunos de los puntos negativos pueden cambiar, algo que no sabremos hasta el lanzamiento más adelante. Los desarrolladores afirman que el juego está casi terminado, aunque yo les aconsejaría pulirlo un poco más, porque el resultado final puede llegar a ser mucho mejor. Por ahora, el colorido mundo de The Last Tinker: City of Colors es prometedor y muy atractivo a primera vista -realmente monísimo-, pero debería reforzar algunos de sus aspectos si pretende ser algo realmente memorable. Aún hay tiempo para ello.
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