El género musical es uno en el que cuesta encontrar algo nuevo que ofrecer. Las mecánicas de pulsar botones al ritmo de una canción es algo que poco se puede cambiar, por lo que es la forma de jugar o presentar las canciones lo que tiene que ofrecer algo nuevo. También es posible combinar varios géneros, como el musical con el Tower Defense que se dio en LOUD on Planet X, o las plataformas, como en el fantástico Klang.
Un género que no habría asociado con la música es el RPG más clásico de batallas por turnos, y eso es justamente lo que ofrece The Metronomicon: Slay the Dance Floor. Tras un exitoso paso por PC a finales de 2016, ahora es el turno de ponerse a bailar en consolas, junto a varias novedades y mejoras respecto a la versión original (mejoras gratuitas en PC) para llevar el título a un nuevo nivel. ¿Será esta una combinación ganadora o cansará tanto como el «Despacito»?
Como buen RPG que se precie, uno de los modos principales de The Metronomicon es su historia. Aquí seguiremos a un grupo de recién graduados en una escuela de música para luchar contra las bestias que están montando fiestas destructivas por todos lados, usando para ello la música, el bailoteo y el buen rollo. El argumento no es nada del otro mundo, las cosas como son, pero es divertido en las pocas secuencias que hay, gracias a unos personajes extravagantes y graciosos en su mayoría.
Como en la mayoría de juegos musicales, aquí el principal atractivo está a la hora de jugar, y The Metronomicon borda la combinación de RPG con título rítmico al uso. En esencia, tendremos que tener en cuenta las líneas musicales de los cuatro personajes que forman nuestro grupo, cambiando entre ellas usando los botones L1 o R1, muy en la línea de lo visto en Amplitude o Rock Band Unplugged. Cuando completamos una serie de notas de esa línea, desaparecerá durante un tiempo, que es el tiempo de refresco necesario tras cada acción realizada. Lo dicho, nada nuevo si habéis disfrutado de alguno de esos dos títulos.
La diferencia está cuando tienes en cuenta todos los elementos de RPG. Cada canción es una batalla contra una serie de monstruos, teniendo cada enemigo una afinidad elemental. Como cada habilidad de los personajes también tiene asociado algún elemento, no tendremos que ir corriendo a cualquier línea de la que bajen notas para completarla, sino ser inteligentes y e irnos a la del personaje con la acción que haga más daño al rival de turno. Cada personaje puede tener hasta tres habilidades principales, teniendo que completar una zona de su línea para la primera habilidad, dos para la segunda y tres para la tercera. Si fallamos una nota o cambiamos de línea tras haber completado una zona, se lanzará dicha acción sin por ello perder el contador de notas seguidas acertadas, algo fundamental al ser lo que activa las habilidades pasivas del grupo.
Por este motivo, The Metronomicon tiene mucha micro-gestión, al tener que ver qué personaje tiene la habilidad idónea para ese momento, y luego ver cuántas zonas completamos para lanzar la habilidad que queramos. En total hay 8 personajes, cada uno con sus propias habilidades que iremos desbloqueando, estando algunos pensados en los ataques físicos, otros en la magia, en el soporte o en la cura. Tener un equipo equilibrado que pueda ir curándonos cuando lo necesitemos, atacar con cualquier elemento o dar soporte es esencial si queremos sobrevivir a cada encuentro.
Algo clave para que todo esto funcione es que la interfaz del juego es muy clara, para que de un vistazo rápido podamos ver nuestra salud, la del enemigo y su estado elemental. Los elementos de las habilidades no se ven tan bien, por lo que aquí es más importante conocer bien a nuestro equipo que otra cosa, para así cambiar entre ellos más rápidamente.
Así nos podemos encontrar en situaciones muy interesantes al tener que decidir si seguimos en la línea de un personaje para aumentar nuestros futuros ataques, a costa de no hacer daño y que nos lo pueda hacer el enemigo. Si no paramos de lanzar habilidades de soporte, el enemigo pedirá refuerzos, por lo que nos harán más daño, «forzándonos» a también a atacar si queremos salir airosos. De hecho, cuando hay más de un enemigo podemos emplear otros ataques zonales, aumentando más las opciones tácticas.
Como en todo RPG, en The Metronomicon los personajes irán subiendo de nivel para mejorar sus estadísticas, podremos equiparlos con diferentes objetos para mejorar sus habilidades o conseguir efectos pasivos, o algo que es clave en la jugabilidad: sufrir estados positivos y negativos. Los primeros nos suelen hacer esperar menos entre cada uso de habilidad, mientras que los negativos son de todo tipo. La típica ceguera aquí se traduce en ver las notas cerca del final de la línea, lo que nos da menos tiempo para prepararnos. Otros efectos pueden hacer que las flechas giren, por lo que nos costará más ver a cuál de las cuatro direcciones pertenece, o mover por la partitura las notas para que parezca que pertenece a dos líneas diferentes. Incluso hay un estado que hace que caigan grandes rocas por la partitura de los personajes, por lo que si la tenemos activa en ese momento perderemos vida y además se romperá la zona en la que estábamos, haciéndonos lanzar una habilidad que no queríamos o teniendo que empezar de nuevo para lanzar la habilidad.
Al principio, es bastante que tener en cuenta, pero no llega a abrumar en ningún momento. Aun así, recomiendo empezar en la dificultad Fácil, ya que eso hace que las partituras sean más sencillas (pero sin llegar a ser aburridas en ningún momento, algo que sí ocurre en otros títulos musicales), y nos podamos acostumbrar a las mecánicas de RPG sin llegar a frustrarnos. De hecho, en esta dificultad los estados perjudiciales no me parecían gran cosa, pero al aumentar la dificultad y tener más notas en pantalla, vaya que si se notan, haciendo la experiencia más desafiante por la partitura y los elementos de RPG que afectan a la jugabilidad.
Gracias a todo esto, The Metronomicon es uno de los juegos musicales más rejugables que he disfrutado en los últimos años, ya que el cambio de la dificultad es palpable pero gradual, y encima, los elementos de RPG le añaden más variedad al asunto. Junto a las canciones normales, también podemos intentar superar misiones secundarias para desbloquear equipo especial, teniendo que completar una canción bajo unas condiciones específicas. En la «Aventura» estas misiones son más sencillas, pero en la «Arena» pueden llegar a ser muy desafiantes, como hacernos luchar contra un enemigo que no para de curarse, lo que hace complicado acabar con él mientras dura la canción, o enfrentarnos a un maratón sin que la salud se recupere de una canción a otra. Completar todas estas misiones, hacernos con todo el equipo para los personajes y competir en las tablas de puntuaciones y los desafíos diarios augura horas y horas de juego.
Como novedad en Slay the Dance Floor, ahora se puede jugar en modo local con un amigo. De este modo, la micro-gestión se hace algo más sencilla, al poder controlar a dos personajes al mismo tiempo. De hecho, es una forma muy divertida de jugar, y que hace la experiencia menos abrumadura. Y ojo, que hasta se puede jugar con las guitarras de Rock Band 4, lo cual es todo un puntazo.
Junto al modo Historia, también tenemos un modo libre para jugar a cualquier tema que hayamos desbloqueado, y si hemos completado la historia principal, nos podremos enfrentar al modo Sin Fin. Aquí nos enfrentaremos a canciones aleatorias para ver cuánto aguantamos, pudiendo comprar diferentes habilidades pasivas para hacer las sucesivas partidas más sencillas. Lo dicho, The Metronomicon está bien servido en cuanto a modos.
Lo bueno es que también hay una cantidad increíble de canciones, al contar con un track-list de 50 temas. Es cierto que no son canciones muy populares, pero no por ello son malas. De hecho, hay una gran variedad, al contar con temas más poperos, otros más de rock, otros más electronicos y algunos con algo de dubstep, pero que quedan de lujo. Todos van genialmente acompañados de sus diferentes partituras, por lo que ponernos a mover la cabeza al ritmo de la música mientras masacramos monstruos es genial. Encima, desde el día de lanzamiento habrá varios packs de DLCs con canciones adicionales, que seguirán llegando en el futuro, lo que hará todavías más completo el título.
Un detalle que me ha gustado es que, para los que quieran retransmitir partidas o subir gameplays, se puede habilitar un indicador que nos muestra si la canción tiene copyright en YouTube o no, lo cual ayudará bastante a evitar strikes o cosas por el estilo.
Visualmente, The Metronomicon tiene un estilo muy llamativo que le sienta genial. Los dibujos y escenarios no es que sean los más detallados o mejor animados del mundo (algo que se nota en las secuencias que narran la historia, al ser demasiado estáticas), pero cumplen su cometido. Durante las canciones todo está bastante mejor, al ofrecer unos personajes muy simpáticos (incluso los enemigos), con unos fondos que a veces tienen elementos animados divertidos. De nuevo, no está mal, pero no destaca, que es justo lo que debe pasar para no distraernos de lo principal: las partituras y las barras de salud.
El sonido es lo que más destaca, pero sobre todo debido a las canciones. Éstas suenan genial, y como decía antes, son muy variadas y de gran calidad, a pesar de no ser conocidas ni mucho menos. Las voces en las escenas de la historia cumplen sin más, al igual que los efectos durante las partidas. Nuevamente, el foco de atención está en las canciones, que es como debe ser en todo juego musical que se precie.
Conclusión
Por si no se ha notado en el análisis, The Metronomicon: Slay the Dance Floor me ha encantado. La selección musical es enorme, variada y de calidad, mientras que las mecánicas son sencillamente geniales. La mezcla de RPG con el estilo propio de Amplitude o Rock Band Unplugged funciona a las mil maravillas para ofrecer una experiencia intensa a cualquier dificultad en todas las canciones, además de dar mucha chicha para darnos horas y horas de contenido mientras completamos las misiones secundarias, obtenemos todo el equipo posible y vamos subiendo de dificultad. El cooperativo local es un gran añadido respecto a la versión original del título, lo que puede hacer que sea menos abrumador para varios usuarios, ya que ciertamente es una auténtica locura en Difícil gestionar absolutamente todo.
Pero ahí está su encanto, y con la promesa de soporte para el futuro mediante nuevas canciones y desafíos diarios, me veo mucho tiempo en la pista de baile luchando por el Metronomicon. Así que, si os gustan los juegos musicales, estamos ante una propuesta que no debería faltar en vuestra colección bajo ningún concepto.
Nos consolamos con:
- Fantástica mezcla de RPG con juego rítmico
- 50 canciones muy variadas y de gran calidad
- Muchas misiones y contenido extra para tenernos enganchados durante horas
- El juego cooperativo hace más sencilla la experiencia
- Poder jugar con las guitarras de Rock Band 4
Nos desconsolamos con:
- Las animaciones de los personajes y en las escenas no son gran cosa
- Puede llegar a abrumar a más de uno
Ficha
- Desarrollo: PUUBA
- Distribución: Akupara Games
- Lanzamiento: 29/08/2017
- Idioma: Textos en Castellano y Voces en Inglés
- Precio: 19,99 €
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