The Saboteur

La crisis económica parece que solo afecta a los consumidores, pero también influye notablemente en los desarrolladores. Esto se puede apreciar en los despidos que ha habido, y con los cierres de varios estudios en los casos más drásticos.

Este ha sido el caso de Pandemic, que tras el excelente Mercenarios no han vuelto a tener otro bombazo, a pesar de que sus otros juegos han sido bastante divertidos. Sin embargo, desde hacía tiempo estaban dando forma a un proyecto muy prometedor, con el que se daría una vuelta de tuerca a los títulos basados en la Segunda Guerra Mundial gracias a un estilo jugable y artístico propio.

No es otro que The Saboteur, juego que ha tenido un gran hype desde que se anunció. Por fin, y tras varios retrasos y recortes de presupuesto, la obra póstuma de Pandemic está entre nosotros. Sin embargo, ¿tendrá la calidad suficiente como para vivir a su hype y hacernos recordar con cariño a este estudio o este se ha convertido en su último fracaso?

La historia del juego nos mete en la piel de Sean Devlin, un irlandés de pura cepa que cumple todos los tópicos puestos a esta región. Al principio le veremos en un club de strip-teasse lleno de nazis en Francia. Mientras Sean está emborrachándose recibe la proposición de Luc para unirse a la rebelión contra los nazi. Así, y tras completar la primera misión, viviremos un flash-back en el que veremos por qué el protagonista tiene tanto odio a los alemanes y cómo acabó en Francia.

Básicamente es todo bastante ordinario: venganza por la muerte de su mejor amigo. Por tanto, no es que la historia sea demasiado original, pero al principio está bastante bien. El problema viene dado según vamos avanzando, ya que casi todos los aspectos se desinflan y a la larga vamos perdiendo interés en saber qué pasará después.

Lo único que realmente destaca en este aspecto es la carisma de los personajes, y curiosamente, más de los secundarios que los protagonistas. Esto se ve evidenciado con un cura de armas tomar gracias a algunas líneas desternillantes como «Dios me protege, pero tú tienes que salvar tu propio culo» o un doctor que intenta lavar el cerebro de algunos nazis.

Todo esto no es que sea horrible, pero lo que le hace bajar varios enteros tanto en la historia como en el juego en general es el idioma. Sencillamente es lamentable que en los tiempos en los que estamos tengamos que seguir recibiendo títulos que no nos lleguen en castellano. Y es que Electronic Arts pensó que el juego no iba a vender demasiado, por lo que decidieron ni traducir los textos al español. Sin embargo, lo que realmente sienta mal es que sí ha sido traducido al francés, al italiano, al polaco (ojo, porque en la versión de Playstation 3 la instalación es en este idioma) y al ruso. ¿Acaso el mercado polaco es más importante que el español?

Polémicas aparte, la verdad es que el inglés no es excesivamente complicado, pero el gran uso de expresiones con abreviaturas puede perder a la gente que no controle demasiado el idioma o haya probado otros juegos con expresiones similares (ya os adelante que la saga Def Jam puede instruir bastante). Y de nuevo llegamos a la pregunta del millón: ¿tan costoso era tan solo traducir los textos? La verdad es que ya no podemos hacer nada, salvo lamentarnos porque este aspecto va a echar hacia atrás a los que no controlen el inglés.

En la jugabilidad, The Saboteur es una expecie de mezcla entre Grand Theft Auto y Assassin’s Creed. Por tanto, tendremos a nuestra entera disposición todo París y sus alrededores para deambular cuando y como queramos (todos los vehículos que veamos están a nuestra disposición). Además, para pasar desapercibidos siempre podemos escalar los edificios, de una forma mucho menos automática que en la saga de Ubisoft, pero igual de efectiva. En esta ocasión tendremos que ir pulsando el botón de saltar para ir hacia el saliente que esté brillando.

Al igual que en GTA, nuestros crímenes harán que seamos perseguidos. La única diferencia es que aquí los únicos que harán algo serán los nazis, ya que los parisinos están de nuestro lado. Así que si hacemos algo que enfurezca a los alemanes, como andar por zonas sospechosas (marcadas por un círculo amarillo en el mapa), ir andando con un arma, escalar o atacar a sus soldados, empezarán a perseguirnos. El problema es lo absurdo de su búsqueda. Únicamente seremos buscados dentro de un círculo que está marcado en el mapa, y con tan solo poner un pie fuera de él nos dejarán de buscar, aunque a los dos metros nos encontremos con más nazis. Es algo subrrealista y poco convincente. Las otras formas de huir tampoco son muy convincentes: escondernos en un baño o una escotilla, o besarnos con una chica. ¿Es que los alemanes no inspeccionaban todas las zonas hasta encontrar a los atacantes?

Sin embargo este no es el único problema de la jugabilidad, ya que parece que la gran mayoría de los apartados se ven afectados por la imprecisión. Básicamente siempre tendremos la sensación de que Sean no hace exactamente todo lo que queremos. Al apuntar con las armas el puntero no es demasiado estable, y aunque nos podemos acostumbrar, al principio fallaremos muchos disparos por culpa de esta imprecisión. En la escalada también ocurre algo parecido, ya que no siempre iremos a donde queremos, o Sean se quedará en el sitio que deseamos, sobre todo cuando queremos quedarnos en una barra fina y el personaje siempre la saltará, llegando a vivir algunos momentos absurdos al querer subirnos a uno de estos salientes.

La conducción tampoco se salva, ya que aunque funciona bastante bien la mayor parte del tiempo, algunos problemas en las físicas ocasionan algún que otro problema. Algunos ejemplos son el quedarse atascados al chocar contra un objeto frágil, ver vehículos salir de las paredes o quedarse clavados en el suelo misteriosamente, etc. No es algo que ocurra demasiado a menudo, pero fastidia cuando pasa.

En las misiones nos encontraremos con una mezcla de todos los elementos anteriormente mencionados: escalada, conducción y acción. Además, podremos usar el sigilo para pasar desapercibidos. Usando esta técnica veremos que la diversión puede decaer bastante, ya que no siempre es lo más indicado debido a la nefasta IA de todos los enemigos. Esto en un principio lo haría más sencillo, pero por el simple hecho de que son muy numerosos usar el sigilo es algo que casi nunca dará resultado. Lo bueno es que al principio es algo entretenido, ya que podemos disfrazarnos de los enemigos y hacernos pasar por uno de los nazis, aunque de nuevo, no siempre será lo más indicado.

Por esto a la larga iremos pegando tiros durante las misiones principales ya que es mejor disparar contra dianas sin casi cerebro que tratar de buscarle algo de lógica a sus movimientos, y aquí el control es el estándar en los shooters en tercera persona. Si por contra usamos los puños (no es muy recomendable) nos encontramos con un control bastante tosco y que vuelve a la imprecisión que antes comentábamos, por lo que lo mejor es usar las armas de fuego.

El título del juego no está puesto al azar, ya que tanto las misiones principales como las secundarias irán básicamente sobre sabotear al ejército alemán, por lo que la dinamita se convertirá en una de nuestras mejores amigas a lo largo de toda la aventura.

Esto en parte puede hacer que las misiones principales puedan caer una repetitividad que si bien no es aburrida, puede cansar a algunos. Lo bueno es que las misiones secundarias son algo más variadas, ya que también tendremos que acometer asesinatos, proteger aliados o participar en carreras campestres para ganar dinero.

Otro aspecto positivo de las misiones en general es que nos presentan varias situaciones bastante emocionantes, como un abordaje a un zepeling, movernos en un tren en movimiento o escapar de numerosos aviones y demás vehículos nazis que intentan acabar con nosotros. Es cierto que a veces se ven afectadas ligeramente por los problemas que antes hemos comentado y no consiguen desarrollar todo su potencial, pero son bastante divertidas y entretenidas.

Una de las actividades más divertidas del juego es participar en los eventos repartidos por todo el mapa. En ellos (que en total son más de mil, por lo que completarlos todos nos llevará horas y horas) tendremos que destruir altavoces de propaganda nazi, torretas AA, torres de francotiradores, encontrar postales de lugares emblemáticos de París u obtener una vista panorámica de las mejores vistas de la ciudad entre otros.

Para participar no tendremos que hablar con nadie, ya que tan sólo hará falta ir al punto indicado en el mapa anteriormente comprado y hacer lo que veamos sea necesario (se puede ver claramente si se necesita explorar un poco o sacar nuestra vena explosiva con nuestra amiga la dinamita).

Al completar cada una de ellas (al igual que ocurre con las misiones principales y secundarias) recibiremos contrabando, que es la moneda de cambio en estos tiempos de guerra. Con él podremos agenciarnos las diferentes armas disponibles en los mercados negros (entre ellas se encuentran las armas típicas de la época junto a otras no tan típicas que es mejor veáis por vosotros mismos), comprar los mapas para ver los eventos libres (no se me ocurre un buena traducción según el término que viene) o comprar mejoras.

Una forma para intentar que las diferentes acciones las hagamos de formas diferentes y, sobre todo, originales, es el sistema de habilidades («perks» en inglés). En total hay ocho, y cada una se divide en tres niveles. Algunas estarán enfocadas al sigilo, la conducción, los explosivos, las alarmas, etc. Según superemos cada nivel obtendremos alguna ventaja que nos vendrá muy bien, como poder ser inmunes a las explosiones, usar zonas seguras como vías de escape en los niveles más altos de la alarma o nuevos jueguetitos con los que hacer la vida imposible a los malditos nazis.

Con todo esto podéis pensar que la jugabilidad es normalita, y por tanto el juego se puede volver aburrido y difícil de jugar. Sin embargo la mayor verdad es que el juego entretiene y divierte bastante durante las 15 horas que puede durar, y únicamente sus fallos de imprecisión le alejan de apuntar más alto dentro de la jugabilidad, pero de nuevo, el juego divierte y eso es lo que salva este aspecto.

En el aspecto gráfico nos encontramos con grandes altibajos. Por un lado la parte artística es excepcional. Como habréis visto en las imágenes y los vídeos del juego, durante gran parte del tiempo jugaremos en blanco y negro, manteniendo únicamente el color rojo (claramente visible con los símbolos nazis), el de las armas, el azul y el amarillo. Así se consigue un aspecto muy similar al de la película «Sin City», y así el título muestra su mejor cara.

Este estilo lo veremos en las zonas donde la resistencia no exista, por lo que los nazis son completamente poderosos. La verdad es que es todo un acierto, ya que la atmósfera se nota más opresiva. Además, los ciudadanos andarán de una forma más triste.

Por contra, cuando la resistencia aparezca en ese barrio (ojo, que los nazis siguen presentes) los colores aparecerán, y la paleta escogida es muy buena. Esto lo notaremos principalmente en las zonas de campo, donde veremos la vitalidad de la vegetación.

Sin embargo cuando llegan los colores también lo hacen los problemas. Mientras que algunas texturas están bien, hay otras que echan para atrás, y esto cuando estamos en blanco y negro se nota menos.

Los modelos de los personajes son también muy irregulares. Para empezar, Sean es el que está mejor hecho. Sin embargo la calidad baja bastante en los personajes secundarios. Y en el caso de los enemigos y los ciudadanos la cosa empeora bastante.

El tema de las animaciones va más o menos igual. Sean se mueve bastante bien, con la gran excepción de la escalada, que tiene unas animaciones tremendamete robóticas y que son francamente bochornosas. El resto de personajes siguen con ese problema, pero en casi todos sus movimientos.

Los efectos en las explosiones y las lluvias están bastante bien, aunque tampoco son nada del otro mundo. Al menos nos encontramos con algo positivo: el popping no es muy abundante. Es básicamente lo positivo (junto al excelente apartado artístico) frente a los numerosos fallos que bajan bastantes enteros al aspecto gráfico del juego.

En el apartado sonoro lo altibajos se mantienen. Por un lado las voces son todas en inglés, y se intenta mantener los acentos de la región de origen de cada uno de los personajes. Esto se consigue, pero en gran medida se nota la falta de emoción en los diálogos, lo que demuestra que son voces normalitas y no de una extraordinaria calidad como pensábamos al ser un juego con tanto hype.

En cuanto a los efectos el nivel está algo mejor. Los disparos suenan bastante bien, igual que las explosiones y los sonidos de los vehículos.

Las melodías son seguramente el mejor aspecto de este apartado, ya que captan muy bien el espíritu del juego. El único problema que se le puede achacar es que cuando estemos explorando en los coches la música es muy escasa, y la excelente melodía que escuchemos se nos hará algo cansina según va pasando el tiempo.

En definitiva, The Saboteur no consigue vivir a la expectación creada a su alrededor, ya que tiene bastantes fallos en todos sus apartados que lo apartan de la grandeza que se esperaba. Sin embargo hay algo que es innegable: el juego divierte bastante. Puede que sea por la buena combinación de estilos jugables o por su impecable aspecto artístico, no lo sabemos, peo lo cierto es que la última obra de Pandemic os entretendrá durante un buen tiempo.

Por desgracia está el tema del idioma, y lamentablemente es algo que echa mucho para atrás, ya que si no se conoce el inglés difícilmente podremos entender la mecánica del juego su historia. Por tanto, si la barrera del idioma no es un problema y sois aficionados a los juegos sand box deberías darle una oportunidad. Si por contra esperabáis una gran aventura con una perfecta mezcla de géneros seguramente os decepcione al ver todas sus carencias. Aunque una cosa es segura: The Saboteur es una gran opción para el alquiler o como compra en una oferta (básicamente cuesta creer que el título cueste 70 euros dados sus fallos), por lo que si os interesa mínimamente en cualquiera de estas dos formas os garantizamos que no os arrepentiréis.

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Comentarios

  1. Bueno no c puede negar q era una buena idea y puede llegar a divertir un poco, pero en lo personal a mi no me gusto mucho este juego… me pareció muy flojo en todos sus aspectos… y algo q nunca entendí ¿Por qué escalaba tan feo los edificios? Muy pero muy mal las animaciones y física en ese aspecto en especifico… pero bueno para explotar de todo, meternos en situaciones extremas y matar nazis un buen rato está bien.

  2. Yo lo alquilé pero no pude jugarlo mucho pero como dices es una mezcla entre GTA y Prototype/Assassins Creed con una paleta de colores que me encantó desde el primer momento.

    Por cierto, el principio de la historia, el porqué tu cambio de opinión y porqué empiezas a hacer lo que haces en el juego es triste y facilón pero bueno…

    Si hubiese salido en español todavía, no me importaría el inglés si fuese más escucha pasiva como el cine pero no siendo así hay veces que te quedas con las ganas de saber ciertas frases hechas.

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